Editorial
El pésimo ejemplo del parlamento español
España sigue siendo un país diferente para todo. Resulta incomprensible que ni siquiera ante una indiscriminada invasión como la que lleva a cabo Putin contra Ucrania, utilizando desde ayer la amenaza nuclear -la más peligrosa posible-, el Congreso de los Diputados consiga no ponerse de acuerdo con una declaración institucional y unánime de condena. Partidos como la CUP y el BNG lo han impedido, de modo que el resto de formaciones han tenido que pactar la redacción de una proposición no de ley muy aguada y suavizada para ponerse de acuerdo y condenar la semana que viene todos los criminales desmanes del dictador ruso. No es de recibo que cuando Europa apela a la unidad, cuando Pedro Sánchez rectifica con el envío de armamento tras hacer un pésimo cálculo de su falso pacifismo, o cuando ayer mismo Josep Borrell volvió a condenar de forma expresa a un criminal de guerra, nuestro Congreso de los Diputados siga en la inopia, estúpidamente dividido, y con partidos cuyo único objetivo en la democracia es aprovecharse de ella para destruirla.