Editorial
El penúltimo efecto secundario de la pandemia
Las patronales de los distintos sectores comienzan a alertar de la probable escasez en las tiendas de aparatos electrónicos o coches, pero también de prendas de ropa o zapatos e incluso de los materiales para la construcción
Hace unas semanas, alertábamos en estas páginas de una peligrosa coyuntura para la industria, la escasez de materias primas debida al acaparamiento chino. Si a ello le sumamos el cuello de botella del transporte de mercancías, la crisis de los semiconductores y la variante delta de la pandemia (que ha obligado a cerrar puertos de Asia), obtenemos un panorama de tormenta perfecta que ya jarrea sobre la economía mundial y que comienza a provocar desabastecimiento de productos en el mercado internacional y amenaza con impactar ya en el consumidor. Las patronales de los distintos sectores comienzan a alertar de la probable escasez en las tiendas de aparatos electrónicos o coches, pero también de prendas de ropa o zapatos e incluso de los materiales para la construcción. Nuevo obstáculo para la recuperación económica -que tiene en el comercio un pilar en toda salida de una crisis- de difícil solución pues tiene un alcance tan global como la propia pandemia.