Editorial
Menos transparencia, más propaganda
El Gobierno de la regeneración, aquel que en 2018 vino a rescatar a nuestro sistema democrático, ha logrado que España se desplome en el índice de percepción de la corrupción que con periodicidad anual mide Transparencia Internacional. Nuestro país desciende hasta el puesto 34 y, peor aún, se descuelga hasta el 14 dentro de la Unión Europea, superado ya por Portugal y Lituania. La propaganda con que el Ejecutivo de Sánchez trata de maquillar su gestión, cuando no de ocultar sus escándalos, quizá funcione en el circuito cerrado de sus medios afines, pero tropieza con los mecanismos de control de Transparencia Internacional.
Prácticas como el nepotismo y el enchufismo, el señalamiento público de periodistas, la malversación de fondos públicos o la opacidad que rodea la acción del Gobierno contribuyen a erosionar la credibilidad internacional de España. Pedro Sánchez regenera a la inversa.