Editorial
Los menores, víctimas del efecto llamada
Si el ritmo de llegadas ha aumentado desde que Joe Biden preside la Casa Blanca, es porque se ha percibido -no sin razón- como un cambio respecto a la política de Donald Trump
En la llegada masiva a Estados Unidos de menores sin acompañar, los datos fríos demuestran que no depende tanto de la situación real en los países de origen sino de la percepción que en ellos existe de la actitud con la que las autoridades norteamericanas van a recibirlos. Si el ritmo de llegadas ha aumentado desde que Joe Biden preside la Casa Blanca, es porque se ha percibido -no sin razón- como un cambio respecto a la política de Donald Trump. Puede que haya sido una consecuencia involuntaria, pero es claramente lo que se conoce como efecto llamada. Las imágenes de esos niños lanzados desde lo alto del muro fronterizo hablan por sí solas de un drama que no ha creado el país que por su propia esencia democrática y humanitaria tiene que afrontar, y en el que habitualmente se ignora la tremenda responsabilidad de los padres de esos menores, que de forma atroz arrojan voluntariamente a sus hijos a una vida azarosa y casi siempre terrible.