Editorial
Marruecos impone sus condiciones a España
El único avance palpable logrado por Pedro Sánchez con su visita a Mohamed VI es, de momento, la próxima apertura de la frontera con Ceuta y Melilla para normalizar el tránsito de ciudadanos entre un país y otro
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El único avance palpable logrado por Pedro Sánchez con su visita a Mohamed VI es, de momento, la próxima apertura de la frontera con Ceuta y Melilla para normalizar el tránsito de ciudadanos entre un país y otro. Pero no consta nada más. Si acaso, mucho compromiso verbal, pero ningún documento por escrito que reafirme la españolidad de Ceuta y Melilla, siempre objeto de las reclamaciones de Rabat. Lo que sí hay es una puerta abierta a revisar el Tratado de Amistad para retocar los límites de nuestras aguas jurisdiccionales en Canarias. La normalización de las relaciones con Marruecos se basa en una claudicación, en un giro histórico a nuestra política exterior, y en la opacidad con cualquier grupo parlamentario. Sánchez viajó a Rabat sin ningún apoyo del Congreso, y sin cerrar ningún acuerdo de fondo con Mohamed VI para racionalizar la inmigración ilegal, que Rabat maneja a capricho y usa como arma de la mano de las mafias. Eso sí, como sostuvo la delegada del Gobierno en Ceuta, las casas españolas -la suya la primera, reconoció-, podrán recibir ya a las ‘muchachas’ marroquíes para limpiar.