Editorial
Hamás no quiere paz ni libertad en Oriente Próximo
No son los palestinos los que desafían a Israel, sino una banda que no tolera que las libertades se abran paso en un área que considera suya y que a través de la yihad pretende dominar por la fuerza
La desigualdad de las fuerzas que con creciente violencia se enfrentan en Oriente Próximo, con un desequilibrio militar que favorece a Israel, no puede servir de excusa para debatir la naturaleza, si no la moral, de un pulso en el que no se miden dos facciones, ni siquiera dos pueblos, sino una organización terrorista como Hamás, con Irán al fondo, y un Estado de derecho cuya viabilidad representa desde hace décadas una esperanza democrática para una vasta zona del mundo rendida al autoritarismo. No son los palestinos los que desafían a Israel, sino una banda que no tolera que las libertades se abran paso en un área que considera suya y que a través de la yihad pretende dominar por la fuerza. El deseable alto el fuego en Gaza, al que debe contribuir la comunidad internacional, y la continuidad de un proceso de paz que desemboque en la creación de dos Estados chocan con la actividad terrorista de una organización que no entiende otros estándares que los del sometimiento y para la que cualquier esbozo democrático es un obstáculo en su hoja de ruta totalitaria.