Editorial
Los españoles pagan la tardía reacción del Gobierno

Con el retraso que caracteriza a cualquier reacción del Gobierno ante lo imprescindible, a partir del martes será necesario un test PCR negativo en Covid para atravesar las fronteras de España desde el exterior. Cuesta creer que a estas alturas no fuese necesario. Ya se demoró meses la exigencia en los aeropuertos, reclamada por Madrid y al final hubo de imponerla, aunque la vigilancia es laxa. Lo que sigue siendo incomprensible es que los turistas extranjeros puedan volar a cualquier comunidad y los españoles no puedan moverse por España a sus segundas residencias ni tan siquiera acreditando que no están contagiados. Cierto es que hay que intentar cortar el aumento sostenido de la incidencia acumulada, pero no lo es menos que supone un sin sentido que los extranjeros puedan vacacionar y los nacionales no puedan hacerlo. Con tiempo, hubo de arbitrarse alguna fórmula que conjugase la seguridad con una ventana por la que vivir en España no fuese convertirse en ciudadano de segunda.