Editorial
Empeñados en que el español no sea lengua vehicular
La falta de respeto al español como lengua oficial del Estado no tiene límites
La falta de respeto al español como lengua oficial del Estado no tiene límites. Que una comunidad como Baleares, presidida por la socialista Francina Armengol, haya esperado hasta el último instante para ocultar que iba eliminar de su ley el castellano como lengua vehicular, no deja de ser más que una sumisión a ese complejo pancatalanista de algunas autonomías sometidas a la Generalitat en lo lingüístico, como puro efecto de imitación. Hoy ABC revela que una especie de policía lingüística vigilará la rotulación en todos los ámbitos sanitarios de Baleares, de modo que el castellano quede erradicado. De nuevo, como en los colegios, aparecen estas ‘gestapillos’ identitarias dedicadas a señalar a quien incumple con su ‘deber’ de relacionarse en catalán con sus pacientes, como si eso fuese sustancial para la curación de enfermedades. Es natural que si es el propio Gobierno de la nación quien suprime el español como lengua vehicular, le sigan aquellas autonomías con ansias de que la lengua desaparezca.