Editorial
La derecha ya sí suma
Si Sánchez sigue viviendo en la realidad virtual de una España eufórica que solo él ve, la trayectoria de la derecha solo podrá verse reforzada conforme pase el tiempo
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Por primera vez en los últimos años, un sondeo de ABC realizado por GAD3 da un vuelco radical al panorama político, concediendo una mayoría absoluta más que suficiente a la unión de escaños del PP, Vox y Navarra Suma. Entre los tres partidos sumarían 180 diputados para una hipotética investidura de Pablo Casado. No hay elecciones generales a la vista y por tanto cualquier encuesta tiene siempre un valor relativo. Sin embargo, la proyección de tendencias sí es relevante porque invierte totalmente la dinámica en que se habían instalado la izquierda, los nacionalistas y los independentistas. Impulsado por el triunfo arrollador de Isabel Díaz Ayuso en los comicios madrileños, el PP se convertiría hoy en el partido más votado con diferencia. Alcanzaría el 30,5 por ciento de los sufragios, lograría 138 escaños frente a sus 89 actuales, y superaría en más de cinco puntos al PSOE. Pedro Sánchez quedaría con 103 escaños y perdería 17 de sus 120 actuales. Y a su vez, Vox se confirmaría como la tercera fuerza en España, pero asumiendo un deterioro que le forzaría a rebajar sus 52 diputados a 40. La conclusión es que se está produciendo poco a poco un giro ideológico en nuestro país, y que aumenta exponencialmente el desgaste acumulado por Pedro Sánchez con su proyecto de revisionismo ideológico, su gestión de la pandemia, y su incapacidad para liderar la recuperación económica.
El análisis de estos datos tan favorables para el PP se basa en dos factores: la capacidad de regenerar ilusión en el electorado del centro-derecha con un proyecto reconocible como alternativa, y la desaparición fáctica de Ciudadanos, partido que pasaría de sus actuales diez escaños a solo dos, y que certificaría definitivamente el final de un partido en fase agónica. La formación de Inés Arrimadas llegó a tener más de cuatro millones de votantes que huyeron del PP en su peor etapa de corrupción y de abdicación de algunos principios propios de la derecha democrática. Pero aquello ocurrió mientras Albert Rivera lideraba Ciudadanos. Hoy el trabajo de Casado para recuperar a aquellos votantes empieza a dar resultado. Bien sea por méritos propios, bien sea por la decepción del votante de Ciudadanos con un liderazgo tan superficial como el de Arrimadas, lo cierto es que ni uno solo de esos votos revierte en el PSOE, ni tampoco en Vox, como sí ocurrió en los comicios catalanes. De manera unánime regresan al PP. A su vez, que haya dos partidos en la derecha, y no tres que se anulen entre sí por la proporcionalidad de la ley D’Hondt, dificulta mucho más a Sánchez pugnar en mejores condiciones.
Es notorio que Sánchez aún no ha sabido interpretar lo ocurrido con las urnas en Madrid, ni la magnitud del voto de castigo que ha sufrido. Su pretendida infalibilidad electoral se está resintiendo en una deriva constante que solo el CIS niega de forma interesada y falaz. Sus coartadas sentimentales de cordones sanitarios contra la derecha y sus apocalípticos llamamientos a luchar contra un fascismo que no existe han dejado de ser creíbles para su propio electorado. Y Podemos pasaría de 35 escaños a 17, uno menos de los 18 que perdería ya sin Pablo Iglesias al frente. Nada está escrito. Pero si Sánchez sigue viviendo en la realidad virtual de una España eufórica que solo él ve, la trayectoria de la derecha solo podrá verse reforzada conforme pase el tiempo. Esa es la mejor noticia para esta España del caos que empieza a estar agotada de sanchismo.