Editorial
La cultura también cotiza en Madrid
Hasta la tarde de ayer le faltaba a Madrid el reconocimiento de la Unesco, entidad encargada de otorgar sellos universales de excelencia cultural, pero desde hace siglos a la capital de España le sobraban arte, historia, urbanismo, responsabilidad para conservar sus tesoros y apertura para ofrecérselos al mundo. El reconocimiento del eje Prado-Retiro como patrimonio mundial de la Unesco salda una deuda con Madrid, poblachón manchego, en expresión de Mesonero Romanos, que añade un título nobiliario a su currículum de ciudad industriosa y abierta a la generación de riqueza. La fiesta nocturna con que se anunció por el mundo el Madrid de los primeros años ochenta, con una Movida que el PSOE no dudó en utilizar y desvirtuar en su provecho, ha ido dando paso con el tiempo y con esfuerzo a los verdaderos atractivos que han hecho de la capital y de su comunidad un polo de atracción económica y cultural, dentro y fuera de España. El Buen Retiro y los óleos de Velázquez ya estaban allí cuando Madrid empezó a tomarse en serio su potencial.