Editorial
Las cuentas de Podemos siguen sin cuadrar al juez
A tenor del auto dictado ayer por el juez de Madrid que investiga diversos delitos en la actuación de Podemos como partido, es mucho lo que no cuadra en su contabilidad durante la gestión de Pablo Iglesias. Una antigua senadora de la formación, Celia Cánovas, denunció ante el juez que distintos gastos de la llamada ‘caja de solidaridad’ del partido y de su denominado Proyecto Impulsa, nutridos con dinero que donaban militantes y cargos públicos como ella, no se empleaban con la finalidad altruista que teóricamente debían tener. El juez, que ha indagado en una supuesta caja B de Podemos a través de la consultora Neurona, y que investiga también si Iglesias e Irene Montero utilizaron a una asesora del Ministerio de Igualdad con sueldo público como niñera de sus hijos, sostiene que parte del dinero de Impulsa no se utilizó con criterios desinteresados, sino para sufragar gastos, públicos o privados, de dirigentes del partido. Por ejemplo, viajes o desplazamientos. Podemos siempre ha sostenido que este procedimiento judicial es una caza de brujas desde las ‘cloacas’ del Estado. Pero lo cierto es que no consigue acreditar esa transparencia de la que hace gala, y las sospechas se multiplican. Son los propios cargos y empleados de Podemos quienes denuncian ilegalidades, lo cual viene a sugerir que, como mínimo en algún momento, Podemos fue una cloaca.