Editorial
El consumidor termina por pagar cualquier intervención
Uno de los problemas del Gobierno con el precio del gas y la luz es que ya nadie sabe de qué habla Moncloa cuando promete bajarlo
Uno de los problemas del Gobierno con el precio del gas y la luz es que ya nadie sabe de qué habla Moncloa cuando promete bajarlo. Sánchez y su vicepresidenta Teresa Ribera se enredan en tecnicismos y hacen promesas que o no se cumplen o se cumplen tarde y mal, para desgracia del consumidor. Ayer el Consejo de Ministros aprobó, dos semanas después de lo prometido, un tope para el precio del gas que teóricamente redundará en la factura a favor del consumidor. Aprobado está, pero no se aplicará hasta junio, con lo que seguirá recaudando a lo grande estas semanas. Además, no especificó cuánto podrá ahorrarse. Días atrás Ribera sostuvo que hasta un 30 por ciento, pero ayer ni siquiera se atrevió a dar una cifra. Los combustibles, por ejemplo, ya nos cuestan lo mismo que antes de la rebaja de 20 céntimos. Tampoco se ha aclarado quién pagará la rebaja de la luz, pero nadie debe dudar de que será el consumidor. Si no el abonado a la tarifa regulada, lo hará el de la libre. Al tiempo.