Editorial
Bruselas vuelve a golpear a la pesca del Mediterráneo
España salva los muebles en otros caladeros, pero encaja un golpe que puede ser letal para los pescadores de la cuenca mediterránea
De carácter meramente simbólico, el voto en contra del titular de Agricultura al recorte comunitario de las capturas pesqueras en el Mediterráneo, acordado en Bruselas, pone de manifiesto las graves repercusiones que esta nueva rebaja va a provocar en un sector muy perjudicado ya por los sucesivos ajustes de la UE y del que dependen alrededor de 17.000 empleos. España salva los muebles en otros caladeros, pero encaja un golpe que puede ser letal para los pescadores de la cuenca mediterránea. El mantra de la sostenibilidad -incoherente con un regateo que hace de Bruselas la lonja de una subasta ajena a cualquier criterio ecológico- castiga a la industria pesquera del este y el sur, primera interesada en preservar el patrimonio pesquero y de nuevo víctima de unas políticas comunitarias que se deciden donde no hay pesca. Pese a la dignidad del ministro Planas, no puede quejarse de este acuerdo un Gobierno que legisla sobre el lobo sin asomarse al campo y que ahora comprueba las consecuencias directas de los dogmas -siempre negociables- del ecologismo de interior y de salón.