El autócrata ruso incrementa su brutalidad

Dieciocho días después, la invasión rusa de Ucrania se brutaliza cada 24 horas coincidiendo con la frustración que en el Kremlin ha supuesto la heroica resistencia de los ucranianos

Editorial ABC

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Dieciocho días después, la invasión rusa de Ucrania se brutaliza cada 24 horas coincidiendo con la frustración que en el Kremlin ha supuesto la heroica resistencia de los ucranianos, inesperada para Moscú pues pensaba resolver todo en cuatro días. La prueba de que proteger a los prorrusos del Donbass era solo una excusa para su expansionismo es que Putin ha extendido sus ataques a buena parte del país, a cientos de kilómetros de aquellas dos regiones, con acciones cada vez más bestiales (como el bombardeo de un hospital infantil) que sobrepasan las normas internacionales de enfrentamiento entre países y dan para sentarle en el Tribunal de La Haya. Y cuanto más brutal y despiadado se muestra el autócrata ruso más empeora su situación en la escena internacional. Cada conversación con líderes internacionales occidentales (los últimos en intentar convencerle de que al menos detenga la agresión han sido Scholz y Macron) tiene como inmediata consecuencia una ampliación de los objetivos a bombardear. Con personajes como Putin necesariamente hay que ser pesimista.

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