Editorial
Adiós a un ministro tan sectario como irrelevante
La renuncia del hasta ahora titular de Universidades, Manuel Castells, no puede evaluarse sin la evidencia de que es un ministro fracasado desde el mismo momento en que fue nombrado
La renuncia del hasta ahora titular de Universidades, Manuel Castells, no puede evaluarse sin la evidencia de que es un ministro fracasado desde el mismo momento en que fue nombrado, toda vez que solo iba a aprobar una ‘ley estrella’ durante su mandato, y ha sido dinamitada desde dentro del Gobierno por el propio PSOE. Para redactar su Ley de Universidades, Castells nunca contó con el criterio de la comunidad universitaria, se echó encima de manera unánime a los rectorados, y los sindicatos de estudiantes han rechazado la norma. La ley, pésimamente concebida como una revolución de la universidad, se convirtió en un bodrio desde su primera letra hasta la última, y nada del supuesto prestigio intelectual con el que Castells accedió al cargo se ha podido percibir en su mandato. Solo ha estado guiado por el sectarismo y la ideologización universitaria al servicio de Podemos. Más aún, Castells se había convertido en una caricatura de sí mismo. Se marcha con un cero en su evaluación.