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Dumbo

Como Dumbo aprendía no tropezar con mis orejotas pero lo que se rompió no pude nunca volver a juntarlo

Salvador Sostres

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Solo en el cine, toda la sala para mí. Dumbo. Me disparaste de niño y sé que me volverás a herir pero quiero saber lo que Tim Burton ha hecho de ti. Justo cuando la película empieza, recibo dos llamadas, y hasta tres, de un ... primo que sólo me llama por lo de mi padre. Temo que se haya producido el desenlace y lo doy por sentado cuando también me llama mi hermana. Pero tengo la extraña reacción de apagar el iPhone y me sumerjo en la película como si Dumbo pudiera acompañarme en la muerte de mi padre. Hago inventario de los primeros años -papi estaba y no estaba- y también los años en que ya dejé de hablarle. Me vienen algunas imágenes, bastantes remordimientos, lo poco que por primera vez hice con él pero que me ha dejado su huella nítida en el recuerdo; el peso del silencio, porque el silencio pesa gravemente aunque no siempre nos demos cuenta, y el pánico de que algo parecido pudiera llevarme a este mismo callejón sin salida con mi hija. Como Dumbo aprendí a no tropezar con mis orejotas pero lo que se rompió no pude nunca volver a juntarlo.

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