Tribuna abierta
Sexagésimo aniversario de la trágica muerte de las hermanas Mirabal
Desde 1999, cada 25 de noviembre se conmemora el día internacional de la no violencia contra la mujer. Las Naciones Unidas así lo proclamaron en homenaje a tres valientes mujeres dominicanas, activistas políticas que enfrentaron el régimen del dictador Rafael Leónidas Trujillo. Las amenazas, la cárcel, el abuso, el apresamiento también de sus maridos, nunca les atemorizó. Fundaron junto con sus esposos y otros compañeros el Movimiento 14 de Junio, bastión de oposición al régimen.
Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron vilmente asesinadas, cuando regresaban de visitar a sus esposos encarcelados. Sus esbirros luego simularon un accidente. Mujeres de arrojo y compromiso, a pesar del miedo que probablemente sentían. Eso se llama valor.
Se dice que Trujillo, antes del infausto acontecimiento, expresó públicamente que solo le quedaban dos problemas por resolver: el de la Iglesia Católica y las hermanas Mirabal.
Sesenta años después, República Dominicana aún tiene mucho pendiente de la agenda mujer. La pandemia del Covid-19, al igual que en muchos otros países, ha desnudado la violencia que todavía seguimos sufriendo las mujeres en todos los estamentos públicos y privados. Se ha avanzado en la erradicación, sanción y prevención de la violencia. Se han adecuado leyes penales, civiles, laborales, políticas y electorales, a los términos de los acuerdos internacionales que el país ha ratificado. Queda, sin embargo, no solo modernizar y adecuar nuestras legislaciones que han quedado desfasadas sino, aun más importante, promover acciones y políticas públicas para lograr cambiar la cultura machista que persiste. Quizás es ese el gran reto, a través de la educación. El Presidente de la República, Luis Abinader, ha sido enfático al respecto, lo que coloca en la agenda nacional y en el imaginario colectivo que la violencia contra las niñas, adolescentes y mujeres es inadmisible.
La historia prueba que los cambios no se producen de la noche a la mañana. Son procesos que enfrentan muchas resistencias, por temor, por comodidad, por pérdida de poder. Las sufragistas pautaron el camino y hoy gracias a ellas, votamos y participamos en la política. Los movimientos feministas que reclaman y promueven cambios en las estructuras políticas y sociales también nos han demostrado que podemos alcanzar cambios. La República Dominicana está cambiando, la sociedad está cambiando, ávida de un país moderno en términos de legislaciones y en términos culturales.
Las Hermanas Mirabal, conocidas también como Las Mariposas, representan la fuerza de las mujeres cuando nos organizamos y accionamos a favor de nuestros derechos. A favor de la libertad. A favor de la igualdad de derechos y oportunidades. Y hoy, nosotras las mujeres dominicanas, representamos también a las Hermanas Mirabal. Ciudadanas activas, valientes, fuertes, luchadoras, con el deber de continuar el movimiento para que vivamos en una República Dominicana más justa. ¡Que vivan las mariposas!