Decíamos ayer
Hemos visto a los representantes de Vox muy orgullosos del destrozo que han hecho a la derecha española
El pasado 9 de marzo decíamos en estas páginas que «Votar a Vox es votar a Sánchez». Me dieron la del pulpo los seguidores de Vox en ABC.es. A los hechos me remito. El voto de Vox ha servido exclusivamente para hundir al PP sin ofrecer ninguna alternativa. Y esta noche hemos podido ver a los representantes de Vox muy orgullosos del destrozo que han hecho a la derecha española. Es un resultado catastrófico para la derecha española y, lo que es peor, para España. Porque, además, un partido como Ciudadanos, que ha demostrado carecer de ninguna ética o moral, como ha demostrado con el fichaje de Ángel Garrido, resulta un gran triunfador de la noche.
La tarea de zapa de Vox para finalmente obtener un resultado francamente magro comparado con lo que ellos querían y muchos les auguraban -cuántas veces han dicho en los últimos días que el voto útil eran ellos y no el PP- ha sido una estrategia que ha dinamitado a la derecha española. Veremos ahora si se puede reconstruir desde aquí. Quienes tanto han descalificado la herencia de Rajoy pueden empezar a pensar qué se ha conseguido ignorando a todas las figuras válidas que había en el Gobierno anterior y qué se ha ganado con ciertos fichajes que no parece que hayan aportado ni un voto.
Por primera vez en la historia, el espectacular incremento en el voto ha sido para mantener y no para cambiar. Es algo muy notable que sólo tiene una explicación: el voto del miedo fomentado por el PSOE y todos los medios televisivos afines -en los que no hay ni una excepción- ha dado el resultado deseado. Se ha presentado a Vox como el demonio que venía y eso ha conseguido recortar el voto del PP al que se veía como aliado seguro de Abascal, y contener el de Vox como se ha visto en Andalucía.
La España constitucional peligra seriamente.