Editorial ABC

Un curso crucial para el Estado

La consolidación de la recuperación económica es esencial para el avance de la legislatura. Cualquier atisbo de inestabilidad política dará al traste con ese objetivo

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Frente a la irresponsable trampa tendida anteayer por el independentismo al Rey y al Gobierno en la manifestación por la paz, Mariano Rajoy esgrimió ayer razones de lógica política y prudencia personal para declararse orgulloso de haber participado en la marcha. No podía ser de otra manera, como tampoco debía hacer otra cosa que prestar oídos sordos a las afrentas del secesionismo. «No las escuchamos», dijo ayer durante el clásico acto de apertura del curso político en Galicia, en réplica a la burda manipulación que hace el separatismo de todo lo que toca. No cabe duda de que uno de los retos que tiene España por delante, como toda Europa, es luchar contra el horror yihadista. Y desde esa perspectiva, sería un error hacer el juego a la Generalitat catalana, cuando ha convertido una tragedia que ha costado ya dieciséis muertes -la última ayer mismo- en un instrumento indigno del que sacar rédito para su proceso rupturista. Poco ha demostrado el independentismo que le importan las víctimas . No saber distinguir entre la provocación más nauseabunda y el espíritu real de solidaridad ha dejado a la Generalitat en un pésimo lugar. Por eso acierta Mariano Rajoy al dar la justa relevancia a unas provocaciones cuyo único objetivo es enfrentar a la sociedad catalana con el resto de España. La lucha contra el terrorismo es una cuestión de Estado, por más que un sector de la política catalana trate de pisotearla. De hecho, la amenaza yihadista no está desapareciendo, y combatirla será un objetivo esencial del Gobierno en el nuevo curso. Rajoy ya sabe con quién cuenta y quién ha despreciado la mano tendida del resto del Estado transformando un acto cívico por la unidad contra el terror en un ensayo movilizador para la consulta ilegal del 1 de octubre.

En cualquier caso, Rajoy tiene otros desafíos relevantes en el inicio de este complejo curso . En el orden político, está la amenaza parlamentaria que representa la latente alianza que cultivan PSOE y Podemos para desalojar al PP del poder, sin que Pedro Sánchez vaya a ofrecer un solo segundo de tregua, y alimentando -sin confirmarla- la idea de una eterna moción de censura contra Rajoy. De momento, Sánchez no ha hecho más que sembrar dudas sobre la posición definitiva del PSOE ante la estrategia del Gobierno para impedir la obsesión de Puigdemont de romper al Estado. Muy al contrario de lo esperable en el PSOE, Sánchez no demuestra estar inequívocamente en la defensa de la unidad nacional, sino en agradar al independentismo con una utópica reforma de la Constitución que el PP no abordará. La consolidación de la recuperación económica es esencial para el avance de la legislatura sin ceder en cuota de crecimiento, lucha contra el déficit y creación sostenible de empleo. Cualquier atisbo de inestabilidad política, dará al traste con ese objetivo.

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