Editorial ABC
Contra la «canallada» de eliminar el español
En el mundo de la cultura, siempre habrá intelectuales acomodaticios encelados en no ofender al poder establecido para protegerse en el mundo de las subvenciones públicas. Pero si el pago para mantener a salvo las prebendas es su tibieza ante la decisión del Gobierno de arrollar el español a través de una ley de educación sectaria y diseñada por el nacionalismo, es que no merecen llamarse intelectuales. Por suerte, y aunque sea con excepciones, el universo cultural español, a izquierda y derecha, ha condenado drásticamente la «canallada» de la «ley Celaá». Esta palabra, utilizada por algunos de los escritores y lingüistas indignados que hoy se expresan en ABC, refleja en toda su dimensión la falta de escrúpulos de este Gobierno. Porque además de ser una ley que desprecia la educación, pretende fulminar a medio plazo la esencia de nuestra cultura, que es el idioma. La lengua oficial es el español y su erradicación de las aulas supondrá la demolición programada de nuestra propia historia. Nadie podrá decir que académicos e intelectuales no lo advirtieron.