Editorial ABC
Castigo al tic totalitario de Sánchez
Limitarse a «parar» el asalto al Poder Judicial no es ninguna virtud democrática, sino una confesión de parte
Aunque Pedro Sánchez revista de concesión al PP el freno a la reforma del Poder Judicial, realmente se trata de su fracaso político más clamoroso desde que es presidente de Gobierno. Nada tiene que ver el discurso de Casado frente a Vox con esta repentina generosidad de Sánchez para renovar el órgano de gobierno de los jueces, sino con el escándalo europeo que ha provocado su táctica totalitaria para hacerse con el control de la Justicia. Por eso, los populares deberían ser conscientes de que Sánchez busca que le rescaten de su torpe iniciativa antidemocrática, sin coste alguno para él y para su socio Iglesias. El problema no se soluciona con «parar» la reforma, sino con retirarla y establecer un compromiso de Estado sobre la independencia de los jueces y la lealtad constitucional hacia el Consejo General del Poder Judicial. Principios que Unidas Podemos no solo desconoce, sino que combate activamente con sus descalificaciones a los jueces que investigan a sus dirigentes, incluido Pablo Iglesias.
Limitarse a «parar» el asalto al Poder Judicial no es ninguna virtud democrática, sino una confesión de parte, un palmario reconocimiento de que Sánchez se ha visto doblegado por la militancia europea en el Estado de Derecho. La excusa usada por Sánchez con el discurso de Casado ante Vox es además un acto de cinismo, porque oculta tras el PP los abusos de una proposición de ley socialista que enmendaba a la totalidad el carácter democrático del Gobierno y lo convertía casi en totalitario. La respuesta coherente del PP es hacer honor a su compromiso con el principio de legalidad y el Estado de Derecho, exigiendo la retirada definitiva de la proposición de ley y comprometiendo una renovación del CGPJ solo con aquellos partidos que crean en la independencia de los jueces y en la primacía de la ley. Europa ha dado jaque al asalto de Sánchez al Poder Judicial.