Editorial ABC

Casado sale a ganar

El líder del PP afronta el 10-N en mejores condiciones que las que tuvo en mayo. Ha renovado la cúpula del partido y ha sabido tejer una red de pactos que han fijado programas de gobierno equilibrados, moderados y coherentes

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El 10-N no es una reválida para Pablo Casado, a título personal, sino una nueva oportunidad para el centro- derecha español. La política española está incurriendo en un exceso de personalización que difumina el valor de las ideas políticas y la necesidad de alternativas de gobierno solventes. Por eso, tras el revés de las elecciones generales de mayo pasado y el repunte en las locales y autonómicas de abril, los nuevos comicios convocados para el 10-N deberían conducir a los líderes del PP y de Cs a un enfoque más político de sus responsabilidades con el país. En la entrevista que hoy publica ABC, Pablo Casado demuestra que opta por la política de ideas para confrontar con la izquierda. Ahora bien, esta confrontación ha cambiado sus ejes, porque ya no se basa en el bipartidismo casi puro que dominó la escena política española hasta 2016, sino en un multipartidismo que está sumiendo al país en la inestabilidad.

El mensaje de Casado a Cs es claro: «Si queremos ganar y ser alternativa necesitamos una estrategia conjunta». La división del voto de centro-derecha es, en algunas provincias, determinante para favorecer la victoria de la izquierda y si Ciudadanos no entiende esta realidad electoral de España y prefiere la situación actual, el resultado será también el actual.

Casado ha preparado al PP para afrontar el 10-N en mejores condiciones que las que tuvo para los comicios de mayo pasado. Ha renovado la cúpula del partido y, sobre todo, ha sabido tejer una red de pactos con Cs y con Vox de los que no solo no tiene nada que esconder, sino, por el contrario, mostrarse satisfecho por haber fijado programas de gobierno equilibrados, moderados y coherentes con un ideario liberal conservador. Mientras Sánchez mantiene a España anclada, desde la moción de censura contra Rajoy, en un permanente estado de incertidumbre, el PP sí ha acreditado cintura política en los pactos de Gobierno. A Casado tampoco le alcanza el ventilador de culpas que ha activado Sánchez para exonerarse de su responsabilidad por no ser investido. Y esta idea también debe calar en su partido, en el que algunos deben darse por aludidos con la reflexión de Casado de que «la política no es cuestión de edad» y de que «el problema son las políticas pueriles».

El PSOE hace cuentas muy alegres del futuro resultado del 10-N, sin recordar la prudencia que le imponía la debacle andaluza del pasado año. El centro-derecha no debe salir con mentalidad de perdedor, porque no hay nada sentenciado. Esta vez, las elecciones no cogen a Casado a medio camino de su liderazgo, sino consolidado y preparado para liderar la alternativa a la izquierda.

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