Testimonios del coronavirus
Carta de una mujer indignada: «Para arreglar esto lo primero es decir la verdad»
«Fui a una farmacia a por mascarillas y me miraban como si estuviera chiflada. Cómo se pudo engañar así»
Llevo teniendo cuidado desde primeros de año , saliendo a sitios solitarios con mis hijos y privándome de hacer vida social, con lo que nos gusta a todos los españoles. Si yo me enteré de la enfermedad que tenía preocupado a un país como China por internet, no sé cómo no se enteraba el resto de España.
Me perdí los carnavales y tantas fiestas que hay en mi Málaga, a mi hijo lo saqué de su deporte favorito. Me enervaba cuando veía que todo aquí seguía igual, fiestas, eventos, congresos, manifestaciones que incluso alentaban los políticos... cómo se pueden hacer las cosas tan mal.
En vez de prevenir se fomentaban conductas. No hay que ser epidemiólogo, científico o político para saber que no eran correctas, así solo se podía provocar que llegara lo peor y llegó.
Mi hijo tenía en febrero un viaje a Italia de fin de estudios. Cómo podía impedírselo si aquí todavía no se hablaba apenas de la enfermedad, "España está segura", "aquí no hay nada"... Fui a una farmacia a por mascarillas y me miraban como si estuviera chiflada . Cómo se pudo engañar así.
Las mascarillas no eran necesarias, barbaridad tras barbaridad, luego obligatorias, ese estado de alarma con todos los perros paseando y los niños encerrados , al menos los de padres responsables. Los que ahora hay que mezclar en los colegios y contagiarlos a todos. ¿No era más fácil poner cámaras en las clases y reducir así los alumnos? ¿Y solo dar clases in situ a niños de más difícil aprendizaje o a cuyos padres les sea imposible quedarse con ellos? Pero eso sí, dando clases, porque hay profesores que se negaron a dar clases online, en marzo, la verdad sea dicha también.
¿Cómo puede haber tantos asesores y hacer lo mismo de siempre? ¿Cómo no se les ocurren otras soluciones ante la pandemia horrible que estamos atravesando? Pero lo que más me duele es el engaño y que no se aprendió, se sigue engañando.
La gente sale con mascarillas, pero en la barbilla o en la mano, ¿cuánta gente la lleva bien puesta? Se siguen celebrando fiestas y de todo. Pero no es su culpa, es por la desinformación, ¿por qué se sigue ocultando todo? Los enfermos, las muertes, ¿por qué no dicen la verdad sobre los datos? , ¿por qué se sigue jugando con la vida de las personas?.
Somos libres, tenemos derecho a saber, y si supiéramos más igual nos protegeríamos más también. Me dan mucha pena los mayores, nuestros mayores, que solo creen lo que ven en algún telediario. No es justo, estamos jugando con vidas. Así que, por favor, para arreglar esto lo primero es informar, decir la verdad. ¡Cuántas vidas se podían haber salvado! Quizás por esto seamos los campeones mundiales en Covid, y con los datos reales lo seríamos con amplia ventaja, orgullosa de ser española.
* Susana Hernández del Pino vive en Benalmádena, Málaga.
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