Carolina y Javier
Jóvenes como estos son los que necesitamos, dispuestos a batirse con quien sea para demostrar que España existe
![Carolina y Javier](https://s1.abcstatics.com/media/opinion/2018/08/06/carolina-marin-k0JF--620x349@abc.jpg)
Los dos deportistas españoles que más admiro son Carolina Martín y Javier Fernández. Es verdad que hay otros más famosos y con un medallero más brillante, como Nadal o Iniesta. Pero lo que me atrae de los dos citados es su soledad, debida a la disciplina que han elegido. El futbol y el tenis son deportes populares en España, con una larga tradición y figuras legendarias. El clima permite practicarlos todo el año y hay abundancia de instalaciones para ello. El badminton, en cambio, era desconocido hasta que Carolina Martín empezó a traer trofeos a casa. Una mezcla de tenis y ping-pong, con pelota del segundo coronada de plumas que frenan su avance, por lo que hay que golpearla con toda fuerza para llevarla fuera del alcance del rival, es muy popular en Asia, en China, India y Japón sobre todo, lo que significa que lo practican no ya millones, sino cientos de millones. Cómo Carolina llegó a él desde su Huelva natal no lo he leído en ninguna parte, pero que lo hizo y se ha convertido en principal figura del mismo acaba de confirmárnoslo, derrotando en este torneo mundial a una china y a una india. Por tercera vez, algo que ninguna mujer había logrado. Me imagino que detrás de ello hay miles y miles de horas de entrenamiento, de más de una lesión, de victorias y alguna derrota. Pero, sobre todo, de disciplina, de voluntad, de fe en sí misma, de orgullo y de humildad, de espíritu de sacrificio, que es donde se forjan los héroes y los campeones.
De Javier Fernández puede decirse algo parecido. Si Carolina tenía que batirse con Asía, Javier tiene que hacerlo también con Europa, pues hay excelentes patinadores en Rusia, en Escandinavia, en Alemania, en Holanda, con la ventaja de tener muchas pistas de hielo, mientras en España, hasta hace muy poco, se contaban con los dedos de una mano. Pero Javier, con tenacidad, con perseverancia, con ilusión, subió uno a uno los peldaños de la fama y de la gloria hasta los más altos, como son los campeonatos de Europa y del mundo. Si me lo hubieran dicho cuando, en Alemania, vi hace medio siglo, los primeros campeonatos, hubiese dicho que era imposible. Teniendo en cuenta, sobre todo, el avance que se ha hecho en la técnica. Entonces, girar dos veces en el aire estaba sólo al alcance de los mejores, y hacerlo tres aseguraba un campeonato. Hoy, hay quien lo hace cuatro veces, y Javier es uno de ellos. Ha domesticado su cuerpo y convertido un deporte en arte, pues, como ver a Carolina jugar en el rectángulo, a Javier deslizarse sobre el hielo al conjuro de la música es un regalo para los ojos y el espíritu.
Jóvenes como estos son los que necesitamos, dispuestos a batirse con quien sea para demostrar que España existe e incluso gana a los mejores de los mejores. ¿Patrioterismo? No, Simple satisfacción del deber cumplido en medio de tanto cinismo, corrupción y estrechez de miras. Mis gracias a ambos.