EDITORIAL

Bono y el Cougar: suma y sigue

No es admisible el cierre de esta tragedia sin haber agotado todas las posibilidades investigadores y sin dar a las familias de las víctimas todas las respuestas a las que tienen derecho

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¿Qué tiene que pasar para que las familias de las víctimas del helicóptero Cougar reciban la información y las explicaciones de lo que realmente sucedió en el Valle de Herat el 17 de agosto de 2005? En aquella fatídica jornada, la aeronave del Ejército español se estrelló en suelo afgano por causas aún no conocidas, con el balance de 17 militares muertos. Han pasado casi doce años y el caso sigue envuelto en los silencios y el obstruccionismo, a juicio de las familias de las víctimas, que practicó el Ministerio de Defensa, cuando estaba dirigido por José Bono. Los informes de inteligencia hablaban entonces de un alto riesgo de ataques de los talibanes de la zona y, en general, contra helicópteros de la coalición internacional. Las dudas y sombras creadas por Bono y su equipo no se acaban con la destrucción de munición recogidos en el lugar del impacto, ni con la chapucera mezcla de restos del helicóptero caído con los de un segundo Cougar que también cayó en la misma zona poco después del primero, de todo lo cual ha informado ABC. Hoy ofrecemos, además, la noticia de que el Ministerio de Defensa facilitó a los familiares de las víctimas un versión mutilada –22 folios de 200– del informe de la Comisión para la Investigación Técnica de Accidentes de Aeronaves Militares. La versión sesgada del informe omitía fotografías de la aeronave siniestrada, análisis de balística y valoraciones sobre las autopsias. Las quejas a Rodríguez Zapatero y el cambio de titular al frente de Defensa no cambiaron la situación de desinformación y oscurantismo en torno a la muerte de 17 militares españoles. En un segundo intento, los familiares acceden, sin obtener una copia, a una versión más amplia del informe, con imágenes de restos del helicóptero que hacen sospechar a los familiares de que pudieran ser impactos de bala.

El resultado de estas demandas de información y claridad sigue siendo nulo. Tampoco el actual Gobierno parece dispuesto a enmendar el trato recibido por las víctimas de los fallecidos en el Valle de Herat, ni la Fiscalía General a indagar sobre las posibles irregularidades que denuncian los familiares . Puede que el Cougar se estrellara por causas técnicas , o por un ataque talibán, pero lo que no es admisible es el cierre de este tragedia sin haber agotado todas las posibilidades investigadoras y sin dar a las familias de las víctimas todas las respuestas a las que tienen derecho. Existen suficientes elementos de duda sobre cómo se desarrollaron las indagaciones para que el Ministerio de Defensa arroje luz sobre tanta tiniebla.

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