Bolsonaro, de las palabras a los hechos
Bolsonaro ha realizado en el pasado afirmaciones rechazables, no solo política, sino éticamente, alejadas de los estándares del respeto a los derechos humanos. Pero ello no predispone lo que vaya a hacer como presidente
El pueblo brasileño ha expresado su opinión democráticamente, y nada hay que objetar a la victoria clara de Jair Bolsonaro. Después de una campaña altamente polarizbolsonaro, de las palabras a los hechosada, el presidente electo ha sido recibido en ciertos sectores como si fuera una plaga, poco menos que como un émulo de cualquiera de los execrables dictadores militares que ensangrentaron Iberoamérica en el pasado. En realidad, sus peores críticos deberían asumir que la victoria de este dirigente de ideas de derecha radical no es más que el resultado del fracaso de la gestión de la izquierda, hundida por la corrupción. Mitificados por su pasado de activistas, Lula y su sucesora, Dilma Rousseff, han dilapidado el inmenso apoyo que les otorgaron las urnas, y no vale la pena profundizar mucho en los detalles de una aventura que prometía poner fin a las terribles desigualdades, principal problema de Brasil: uno está en la cárcel y la otra fue destituida por el Congreso, también acusada de turbios manejos de la cosa pública.
Bolsonaro ha realizado en el pasado afirmaciones rechazables, no solo política, sino éticamente, alejadas de los estándares del respeto a los derechos humanos. Pero ello no predispone lo que vaya a hacer como presidente. Es más, en otros tiempos esa misma izquierda que hoy lo demoniza celebró a bombo y platillo la llegada al poder de Hugo Chávez en Venezuela, y ya vemos el desenlace de esa dramática aventura bolivariana, supuestamente alternativa. Lo menos que se le puede dar al presidente electo de Brasil es una oportunidad para que pruebe si es capaz de hacerlo mejor. Lo único en lo que no se puede transigir es en exigirle el respeto cabal a los límites que marca la Constitución democrática de 1988, que hasta ahora ha demostrado ser la mejor garantía para todos los brasileños.