Testimonios del coronavirus
Carta de una profesora: «Durante este confinamiento no se han cumplido las formas básicas para que se pueda aprender ni conciliar»
«(Estoy) conectada a diario con cuatro horas de clases online; echando entre 10 y 12 horas diarias, incluidos sábados y domingos, para corregir tareas, preparar clases y atender a una burocracia vacía y justificativa que nos ha llevado a la extenuación»

Mucho trabajo y esfuerzo para salvar la imagen de la administración, pero aprendizaje, cero. Somos Ana y David, un matrimonio de una profesora de secundaria y un maestro de primaria . Lo diferencio claramente pues ni las edades, ni la forma de enseñar, pasan por los mismos estadíos y, claro, cada uno hemos tenido una experiencia propia.
Los profesores y profesoras de secundaria centramos nuestra labor principalmente en los contenidos de la materia que enseñamos. Por lo que nuestro afán es conseguir el asombro del alumno en lo que le intentamos transmitir, para desde ahí, motivar y llegar al aprendizaje. Las preguntas de nuestros alumnos irán encaminadas a resolver dudas sobre los objetivos que estemos tratando, por ejemplo, ¿qué se ponía en las oraciones con verbos transitivos, objeto directo o atributo?
En el caso de los maestros, un alto tanto por ciento de su labor es enseñar a ser persona, a organizarse con el trabajo diario, a ser competentes en los cinco ámbitos de la personalidad: cognitivo, físico, lingüístico, afectivo y social. Por lo que la vía principal de aprendizaje es el ejemplo, el contacto directo, la observación sistemática de reacciones, conflictos, gestos…que te indican si todo va bien o existe algún problema. Por lo que las preguntas no siempre versan sobre la materia que se trabaja, por ejemplo, ¿pongo la fecha en rojo?, ¿Cuánto espacio dejo?, ¿Subrayo o rodeo? Y mil más.
Parto de la premisa que tanto a mi marido como a mí nos encanta enseñar . Pero no como vía de transmisión de conceptos, sino en el sentido amplio, el que te hace dividir el proceso de enseñanza en tantas partes como alumnos tienes, con cada interés, motivación, estilo de aprendizaje, para llegar así a cada uno de la forma que lo necesita. Solo conectando primero con la persona, sus circunstancias y dificultades llegará el asombro, la motivación, el interés y por último se dará el aprendizaje.
Como decía al principio, cada uno tenemos una experiencia propia. La mía como profesora, conectada a diario con cuatro horas de clases online; echando entre 10 y 12 h diarias, incluidos sábados y domingos , para corregir tareas, preparar clases y atender a una burocracia vacía y justificativa que nos ha llevado a la extenuación y a desatender nuestras obligaciones familiares, ha sido una labor infructuosa.
Mi marido ha sido mi ángel de la guarda. Con las tareas de nuestros hijos, de 9 y 6 años, que coincidían con las conexiones de nuestros alumnos ; al quite con los problemas técnicos de las plataformas, la tableta o el móvil; atendiendo también a sus alumnos; ocupándose de la casa, la comida… ¿Teletrebajo? No, hombre orquesta. Ha acabado con más estrés que en los 20 años anteriores juntos .
Podemos decir con rotundidad que la sensación durante este confinamiento es que no se han cumplido las formas básicas para que se pueda aprender ni conciliar vida familiar . Así es imposible. No conectas con la persona, conectas con un bloque, es difuso, lejano y pierdes la esencia de la educación, la individualidad. Ha sido mucho esfuerzo y trabajo, que no se ha traducido en riqueza personal. Los hemos entretenido y a la administración le ha parecido bien.
* Ana Belén Melchor Illán es profesora y vive en Talavera de la Reina, Toledo.
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