Bankia, ¿qué hay de lo mío?
Ampliar plazo de venta o un nuevo compañero de viaje, en el aire

A un año vista de la fecha prevista para su privatización total urge tomar una decisión. Y no es nada fácil. Pero no queda otra. Doce meses es un suspiro, y si las condiciones económicas, financieras y bursátiles no acompañan... Hablo de Bankia. Cierto es ... que José Ignacio Goirigolzarri ha sabido, y podido, enderezar el rumbo del banco nacionalizado tras su llegada hace seis años al sillón presidencial -mejor rentabilidad, mejor solvencia y más eficiencia-, pero aún quedan dos de sus principales objetivos. La venta total de la entidad financiera y la devolución de las ayudas públicas recibidas, derivadas del rescate recibido de 22.424 millones de euros. Y me temo que de él ya no depende. El Estado está por medio con una participación aún del 60,6% a través del Fondo de Reestructuración (FROB).
Ruido hay. Y mucho. Y no queda tanto tiempo para hacer realidad el último paso de obligado cumplimiento desde Bruselas. Los mercados aprietan aunque, de momento, no ahogan. De momento. Porque sabido es que cuanto más se espere, más posiciones cortas. Esto es, más especulación a la baja sobre la entidad. Y eso no beneficia a nadie... ¡que se lo pregunten a los antiguos gestores del Popular y dónde y cómo acabó el banco!
Una de las opciones que baraja el Gobierno la puso ayer sobre la mesa la ministra del ramo, Nadia Calviño: volver a aplazar la fecha límite fijada por ley, más allá del 31 de diciembre de 2019. ¿El motivo? Que el valor actual de las acciones de Bankia daría como resultado una venta a pérdidas respecto a las ayudas percibidas. Razón no le falta. Y es que el Gobierno de Mariano Rajoy, tras el rescate en 2012, fijó por ley que el Estado saldría del capital de la entidad en diciembre de 2017 como tarde, y a la vista está que no ha podido ser, por lo que ante las dificultades de enajenarla a buen precio a futuro aprobó en 2016 antes de cumplir el plazo una prórroga de dos años, hasta finales de 2019. Eso sí, tome la decisión que tome, la ministra buscará quedar bien con las autoridades europeas, por aquello de que lo mismo vuelve a Bruselas. Las elecciones en España están a la vuelta de la esquina y a Calviño le crecen los enanos. Ser comisaria le vendría de perlas.
En el aire, además, sobrevuela otro tipo de solución, un guiño más a Europa. La búsqueda de un comprador a corto plazo. Y en esas que entra en escena BBVA. La intención de crear sinergias y ganar cuota de mercado con la compra o integración de Bankia le hacen ser un buen compañero de viaje. Inevitable recordar que Goirigolzarri creció como banquero en el mismo BBVA, si bien el presidente no lo elegiría el Estado. La entidad que preside aún -hasta el 31 de diciembre- Francisco González, haría un negocio redondo: se quedaría con lo bueno y vendería lo malo a algún fondo, o fondos, con lo que mejoraría la calidad de todos sus activos en duda al aumentar tamaño. Aunque, esto, es ciencia ficción... aún.
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