Los bancos: digan por una vez la verdad
Si dan tantos beneficios, ¿por qué no se compran más acciones para disfrutar de sus rentas? Nunca estuvieron tan baratas...

Siendo tantísimos los responsables ciudadanos que trabajan con empeño y sacan adelante este país cada día, resulta inverosímil ver a España envuelta en un despropósito como el creado por el Tribunal Supremo con la tasa de Actos Jurídicos Documentados. No se puede cambiar de criterio ... jurisprudencial sin más. Y, lo que es peor, anunciar una revisión de ese cambio en horas 24. Aunque tal vez sería todavía peor que no se hubiera fijado el 5 de noviembre como fecha para reconsiderar la sentencia que ha creado un grave precedente en España y nos ha puesto a la altura de las repúblicas bananeras.
El fondo del asunto es verdaderamente inverosímil. Si yo mañana me quiero comprar una casa y voy al banco a pedir un crédito hipotecario, el banco puede dármelo -o no- en función de mi solvencia y de mi capacidad para devolver el crédito que aspiro a recibir. Pero si yo voy a pedir un crédito al banco, no se le ocurre ni al que asó la manteca que sea el banco el que tiene que pagar impuestos porque yo me beneficie de su préstamo. Ni a Montoro se le hubiera alumbrado ese vía recaudatoria -y eso que sus capacidades eran infinitas-.
El mismo día en que se conoció la sentencia del Supremo, Mariano Rajoy tuvo el valor de decir en la copa de despedida de su oficina del Registro de la Propiedad de Santa Pola, que «estoy a favor de los banqueros, todo el mundo los critica; yo no» y reconocía que su opinión genera un rechazo descomunal por parte de la opinión pública. Pero como él mismo decía a sus amigos allí reunidos, «si no hubiera banqueros, la economía iba a funcionar muy mal». La realidad hoy es que los bancos están muy lejos de ser el gran negocio que fueron antaño. La cotización de las dos grandes firmas españolas ha perdido entre un 20 y un 25 por ciento en lo que va de año. Y en la última década, cuesta leer la cifra que ha perdido el patrimonio de quienes apuestan por los bancos.
Pero en España se habla de «los bancos» como si fueran salteadores de caminos. Curro Jiménez tenía mejor nombre que Francisco González. Pero nadie se para a pensar en la labor que realizan esas entidades a la hora de facilitar y promover el crecimiento económico de todos los sectores de la economía. Y lo hacen arriesgando capital que no siempre se recupera. Los bancos también pierden dinero en múltiples operaciones. Pero aquí es tabú hablar de eso. Según la imagen que difunden algunos, el banco es un ente abstracto que más bien parece que emitiera billetes por las noches y engordase la caja de los suyos antes de amanecer cada día. Se pretende que den préstamos baratos y cuando una operación no sale, que corran ellos con las pérdidas.
La realidad es muy otra. Los dos grandes, Santander y BBVA, suman más de un millón y medio de accionistas. La inmensa mayoría de ellos, pequeños accionistas para muchos de los cuales el dividendo es un complemento fundamental de los ingresos que les generan sus pensiones. El 35 por ciento del Ibex son hoy las acciones de los bancos españoles, a lo que habría que sumar la apuesta por el capital de los bancos de los fondos de inversión a los que recurren las pensiones privadas. Todos esos son los verdaderos dueños de los bancos. Y a esas personas es a las que se está acusando de enriquecerse a costa de los clientes. Cuánta hipocresía. Si los bancos dan tantos beneficios, ¿por qué no se compran más acciones para disfrutar de sus rentas? Nunca estuvieron tan baratas como ahora...
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