¡Atónito!

Al diseñarse el Hospital Isabel Zendal como «polivalente y versátil» hoy cumple un importante papel como centro de vacunación

Federico Fernández de Buján

Inicio con una anécdota para arribar a una reflexión. Es sobre Andrés Bello. Un grande iberoamericano del XIX. Universitario, periodista, diplomático, filólogo y legislador. Escribe una 'Gramática del castellano para americanos' -que unifica nuestra lengua en el subcontinente- y un Código civil chileno, admirable en elegancia y rigor. Era fogoso en amoríos. Su esposa lo encuentra «trasteando» con una cocinera. Indignada exclama: «¡Andrés!, estoy sorprendida». Él, con precisión, replica: «Sorprendido estoy yo, ¡tú estarás atónita!». Así es cuando «sorprender» significa descubrir lo oculto y «atónito» consiste en quedarse pasmado.

Aprovecho la anécdota al valorar el Hospital Zendal. Los datos proceden de los medios impresos, mi esencial fuente de información, frente a tanto contenido fútil y confuso de muchas TV y de la Red. Fue levantado en tres meses; 1008 camas y 48 de UCI; «identificación biométrica»; tecnología puntera; coordina el SERMAS y el SUMMA112. Delegados de 12 países que lo visitaron, en su día, se mostraron «sorprendidos» por su organización modular, recursos en UCI y rapidez en la construcción. Un reportaje de la 'Gaceta médica' destacó: renovación del aire cada 5 minutos; ningún contagio entre sanitarios desde su inauguración; los pacientes no estaban aislados, sino que se comunicaban al ser un hospital «monográfico Covid».

Cuando terminó su misión sanitaria, había alcanzado una significativa cifra de altas. Al diseñarse como «polivalente y versátil» hoy cumple un importante papel como centro de vacunación. A mi me pusieron allí las dos dosis y he quedado admirado de su eficacia y de la amabilidad de los sanitarios. La valoración de instituciones y personas es cuestión de balance. El Zendal ha tenido muchos aciertos y algunos fallos. No ha sido ajeno a críticas: traslado forzoso de sanitarios; sobrecoste respecto de lo presupuestado. Pero también ha habido denuncias institucionales por presuntos sabotajes: rotura de tuberías, ventilación, etc. Estoy «atónito» de que, a pesar de su reconocimiento internacional, algunos políticos cuestionen su probada eficiencia y otros declaren que lo cerrarían. Considero, desde una pretensión de objetividad, que su «cuenta de resultados» y sus expectativas de funcionalidad futura, muestran un balance altamente positivo.

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