Testimonios del coronavirus

Carta de una madre sobre la vuelta al cole: «Queremos poder elegir entre enseñanza presencial y online»

«Veo que a día de hoy no tengo el plan de contingencia del colegio de mi hija, y ya dejo de entender el mundo»

Archivo ABC

Amparo Campos

Mi marido y yo hemos sido trabajadores esenciales durante el confinamiento. Tenemos una hija de 7 años y desde que todo comenzó hemos vivido con miedo al contagio, pero también con la responsabilidad de hacer lo que teníamos que hacer.

Durante los primeros días tuvimos que enseñar a nuestra hija a no correr a nuestros brazos cuando entrábamos en casa hasta limpiarnos convenientemente y cambiarnos de ropa. Hoy veo con tristeza cómo ya no tenemos que recordárselo, pues ella, responsablemente, sabe las pautas a seguir.

Recuerdo esa noche en la que, con sus ojos llenos de lágrimas, me dijo que tenía miedo de que nos pasara algo a su padre o a mí a raíz de que ella nos contagiara el bicho, ya que los niños eran muy contagiosos. También cuando fui a abrazarla para consolar su pesar y me dijo que no podíamos abrazarnos ni darnos besos, lo que me rompió el corazón.

Ahora estamos a pocos días de que comience el curso escolar y el miedo y la incertidumbre hace tiempo que están en mi cabeza. Miedo por ella, por mi marido y por mi madre, que vive con nosotros y son de riesgo, e incertidumbre por las pocas medidas que han tomado las diferentes Comunidades Autónomas, y que van todas en la misma línea: alfombras para desinfectar los pies a la entrada, gel hidroalcohólico, mascarilla y lavado de manos cinco veces durante la jornada escolar.

Oigo a la señora ministra decir que el inicio de curso en septiembre con clases presenciales es irrenunciable y se me pone un nudo en el estómago . La escucho hablar de "burbujas" y ya tiemblo.

Veo que a día de hoy no tengo el plan de contingencia del colegio de mi hija, y ya dejo de entender el mundo. De verdad, que lo paren que yo me bajo.

Niños sin poder interactuar entre ellos, sin distancias, en lugares cerrados durante cinco horas o más, sin una ventilación adecuada, pero eso sí, en "grupos burbuja" de 15, 20 ó 25 niños con sus respectivos profesores (mi hija el año pasado tenía siete profesores en total).

Muchos padres no entendemos estas "medidas de seguridad" para la vuelta al cole, que proponen todo lo contrario a lo recomendado por la OMS y el propio Ministerio de Sanidad. Sentimos que nos obligan a mandar a nuestros hijos y a nuestras familias al matadero. Somos muchos, cada vez más, los que pedimos que se nos deje elegir el tipo de educación que tendrán nuestros hijos. No por gusto, sino por responsabilidad con los niños, docentes, familias y demás miembros de la comunidad educativa.

Estamos en medio de una pandemia mundial que en España está dejando miles de personas contagiadas cada día, muchos de ellos niños. Queremos poder elegir entre enseñanza presencial y online (dejarnos utilizar Cideac en este momento extraordinario estaría bien).

Esto beneficiaría a los padres que tienen que llevar a sus hijos al colegio para ir a trabajar, porque bajaría el número de alumnos en las aulas y por tanto el riesgo de contagio. Y también beneficiaría a los padres que puedan conciliar y sean o tengan personas de riesgo en su familia, o simplemente así lo prefieran por seguridad.

Los más pequeños fueron los primeros en ser confinados y los últimos en poder salir (un mes y medio sin pisar la calle) y nos han dado una lección a muchos adultos. ¿Vamos a olvidarnos de ellos otra vez? ¿Ahora son superhéroes que ya no se contagian ni contagian?

Los padres pedimos responsabilidad y coherencia a las instituciones para que nuestros hijos, docentes y familias puedan hacer uso de sus derechos fundamentales de acceso a la educación y al trabajo pero también su irrenunciable derecho a la vida y a la salud.

¿De que ha servido el esfuerzo de todos los profesionales esenciales y de los españoles que responsablemente se quedaron en sus casas por el bien de todos? ¿Vamos a echarlo todo por la borda haciendo ensayos? Han tenido desde marzo para solucionar estas cuestiones que son de primera necesidad, pero esperaron a finales de agosto. ¿Y ahora no podemos elegir el tipo de enseñanza de nuestros hijos pero si hay contagios los volverán a encerrar?

Lo siento, señores de las instituciones, pero creo que se están equivocando y en temas de salud no puede hacerse ensayo-error. Las familias queremos seguridad, porque en ello nos va la vida. Inviertan en recursos y dejen de malgastar tiempo y dinero en intentar amedrentarnos.

Por cierto, a día de hoy, en mi familia, como muchas otras, no hemos pisado un bar ni una terraza. Nos hemos cuidado.

* Amparo Campos López tiene 38 años y vive en Huesca.

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