La amenaza del populismo económico

Los datos de la Encuesta de Población Activa servirán hoy para medir el impacto de la desaceleración en un mercado de trabajo que depende del ritmo de crecimiento. El escenario cambia, pero no las políticas que propone la izquierda para capear el temporal y fortalecer una economía que, tras las reformas ejecutadas por los equipos de Mariano Rajoy, se vuelve a exponer a los efectos del populismo, con recetas basadas en el intervencionismo y en el aumento paralelo del gasto público y los impuestos. Ayer fue Errejón quien presentó el programa económico de Más País, una versión corregida y edulcorada de los manuales que, inspirados por el socialismo menos evolucionado, más lesivos resultan para el desarrollo y, en definitiva, el bienestar de los ciudadanos. Además de proponer una insostenible jornada laboral de cuatro días, Errejón anuncia una renta básica «universal e incondicional» de hasta 1.200 euros mensuales, la derogación de la reforma laboral, el blindaje de las pensiones como mejor camino para lograr el superávit de la Seguridad Social, ya quebrada, penalizar los planes de pensiones, gravar los inmuebles vacíos, subir los impuestos a «ricos y ultrarricos», incrementar el impuesto de sociedades y el de la banca y, para completar el cuadro, crear una banca pública. El programa de Más País no solo representa una antología de medidas inviables, sino una monumental señal de alerta sobre los planes de una izquierda que, con unas u otras siglas, fragmentada o en bloque, no renuncia al populismo económico, el más peligroso y que peores consecuencias tiene para la población. El electorado debe saber quiénes son los socios preferentes de un PSOE que, mientras hace cálculos electores, calla y otorga.