Enfoque
Amargo desayuno el día después
Reacciones internacionales

Atestado de sillas vacías. Así terminó el desayuno convocado en Berlín por la «embajadilla» separatista abierta por la Generalitat catalana, al que se había convocado a toda la prensa local para informar de los pasos a seguir por la banda del lazo tras la sentencia ... del «procés» y que solo consiguió suscitar el interés de un periodista. Peor que la imagen de este robinsón en Berlín le fue, en casa, al consejero de Acción Exterior, Alfred Bosch, que se vio obligado a desconvocar una reunión que, con idéntico motivo, había organizado con noventa cónsules en Barcelona. Un fracaso sin matices que Bosch intentó camuflar con la excusa socorrida de «problemas de agenda obligan a suspender...». Pero lo cierto es que prácticamente ninguno de los diplomáticos había confirmado su asistencia, lo que hacía pronosticar otro océano de asientos vacíos en la reunión. En realidad, los ausentes habían recibido toda la información necesaria en la víspera, durante una reunión organizada por España Global, la antigua Marca España, a la que asistieron un centenar de embajadores acreditados en nuestro país. Buenos reflejos, por fin, de Exteriores. Para completar el chasco, ayer la Eurocámara recordó a Puigdemont que tiene prohibido el acceso a su sede.
Así que desde el exterior, la banda del lazo ha de conformarse con poco más que la reacción de la soberanista escocesa Sturgeon, que criticó la sentencia antes de leerla, y la aportación de los dos pilares del llamado «separatismo en chándal»: Guardiola y Xavi Hernández, que alicataron hasta el techo sus cuentas corrientes en democracias tan sólidas como Qatar sin que se les haya escuchado rechistar sobre los derechos humanos en aquellas tierras del golfo. Sienten -dicen- vergüenza de España y el entrenador del City pide la intervención de la comunidad internacional en favor de los sediciosos, con escaso éxito si nos atenemos al plantón que horas después le daban los cónsules.
Menos gente que nunca en la última Diada, un solo periodista en la convocatoria más importante de la «embajadilla» berlinesa, al fugado no le dejan entrar en la Eurocámara, el revés de los cónsules en Barcelona... Todo, todo mengua menos la violencia, que ya aparecía en la sentencia del Supremo («¡Apretad!», les ordenó Torra) y que ayer abrasó los últimos rescoldos de aquella «revolución de las sonrisas», la última gran mentira del «procés», en las barricadas de Barcelona.
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