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Tribuna abierta

El rey Egica: el origen del sectarismo español

«Cada vez que la división y el sectarismo aparecen en España se produce la debilidad de nuestra nación que es aprovechada por otros»

Alberto Gil Ibáñez

¿Spain is different? Poco queda del lema creado por F. Díaz-Plaja, por cierto catalán, que sirvió para atraer un cierto turismo en busca de lo exótico. Hoy España es una democracia moderna que nada tiene que envidiar a los países de nuestro entorno. ... Sin embargo, persiste un curioso «hecho diferencial» que, junto al localismo extremo y la ardorosa ingenuidad, viene contribuyendo a provocar periodos de decadencia y debilidad de nuestro país: el sectarismo. ¿Y cuándo surge esta obsesión por privilegiar el interés de ciertos grupos sobre el general de la nación, incidiendo en lo que nos divide en lugar de en lo que nos une? Un primer precedente lo encontramos en el periodo de los reyes visigodos, y concretamente con el rey Egica. Este rey probablemente resulte desconocido a la mayoría, aunque gobernó durante quince años España (687-702) y resultó fundamental en el devenir de nuestra historia. En tiempos de los godos el rey no ejercía un poder absoluto, sino que dependía para muchas decisiones de los concilios y otras instituciones, lo que constituía un primigenio sistema de cheks and balances. Su importancia como antecesor del Parlamento no ha sido apenas destacada, asistiéndose pasivamente a la afirmación de que el parlamentarismo lo inventaron los ingleses con el rey Juan, cuando en su caso lo precederían las Cortes de León.

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