Ignacio Ruiz Quintano

Al abordaje

Lo que el Pompeyo de Zetapé, Julio Rodríguez, no hizo, por falta de valor, en Somalia (abordar a los piratas), lo ha hecho el publicano de Mariano, Montoro, en Formentera abordar con viento duro de levante el yate de Cristiano

Ignacio Ruiz-Quintano

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La sangre del Consenso es el dinero: si desembarcas, te entra el de las hamacas, que es de Podemos, y si no, te aborda el comando Cornejo, que (aún) es del Pepé

Lo que el Pompeyo de Zetapé, Julio Rodríguez, no hizo, por falta de valor, en Somalia (abordar a los piratas), lo ha hecho el publicano de Mariano, Montoro, en Formentera: abordar con viento duro de levante el yate de Cristiano por lo que pudiera guardar en el meyba.

-¡Esos c…, en Depeñaperros! -se oye gritar a Manolo el del Bulto.

Al lado del comando de la Marina con atrezo de Cornejo que sale en «Hola!» abordando el yate de Cristiano en aguas ibicencas, quién sabe si infestadas de erizos y medusas, los «seals» que despacharon lo de Bin Laden en Pakistán serían como gorrillas de la Ora. Es un buen alarde del gobierno de Mariano, ahora que Macron y Trump presumen de músculo militar en París, y si yo fuera Puigdemont me cuidaría de la dársena barcelonesa donde solían fondear las balsas de Kitín Muñoz. ¿Serían así las naumaquias que prometía Carmona en el lago de la madrileña Casa de Campo, si salía alcalde?

Esta versión marinera del Cobrador del Frac pone sobre la mesa la maravillosa literatura jurídica de Carl Schmitt sobre Tierra y Mar, civilización de tierra y civilización de mar, una gran meditación sobre el espacio que, siquiera en lo fiscal, viene a proponernos el gobierno «liberal» de Mariano, y en medio, Cristiano, el golero de los Balones de Oro, que, visto el espectáculo balear, cualquier día podría ser abordado en el Bernabéu y en el instante de ir a lanzar un penalti, para asegurarse el interés de la cámara de TV.

En la vieja democracia americana, la oposición promueve el «impeachment» porque Trump se aparece un día conduciendo su propio buggy por el green de su propio campo de golf, que eso es vivir bajo la bota del populismo.

En la nueva talasocracia española no hay oposición. La sangre del Consenso es el dinero de bolsillo: si desembarcas, te entra el de las hamacas, que es de Podemos, pero si te quedas en el barco te aborda el comando Cornejo, que (aún) es del Pepé.

Es el spot estival del gobierno para un país que vive del turismo.

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