Editorial ABC

Sin plan frente a la crisis económica

La reactivación económica no depende de bombear dinero público permanente con incrementos constantes de impuestos; esa es la vía recta a la ruina nacional

ABC

El Fondo Monetario Internacional puso cifras a la crisis económica que no ha hecho más que empezar en España y anunció ayer que la actividad económica del país caerá en 2020 el 12,8 por ciento, cuando en abril se preveía una reducción del 8 por ciento. La perspectiva de recuperación en 2021, por el contrario, ha mejorado a un 6,3 por ciento. Además, el déficit público ascenderá al 13,9 por ciento y la deuda pública equivaldrá al 123,8 por ciento del Producto Interior Bruto. Por su parte, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) hizo público ayer el dato de que el PIB español caerá el 14 por ciento en el segundo cuatrimestre del año.

Con estas cifras en la mano, a las que se sumará la evolución del paro y el efecto de la finalización de los ERTE, la pregunta inevitable es qué está haciendo el Gobierno de Pedro Sánchez, porque parece que a la economía también le falta un plan B. La coalición entre socialistas y comunistas es un lastre para hacer frente a la crisis de la economía y el empleo, porque no son capaces de ofrecer una alternativa fiscal y económica fiable. Toda la suerte está apostada a la ayuda europea, que será condicional, mientras España sigue con los presupuestos generales de 2018, una grave anomalía que transmite desconfianza a los socios europeos. La burbuja de la alarma y el paternalismo semanal de Sánchez están declinando, a medida que se hacen evidentes los estragos de la pandemia, en todos los órdenes, social y económico.

Mientras el Rey y los empresarios arman un discurso de altura para la reconstrucción económica del país, el Gobierno sigue instalado en la política de menudeo, centrada en descalificar a la oposición, en vez de sumarla a una gran iniciativa nacional, y acelerar una vorágine de críticas que lleva a sus ministros a no saber ni lo que dicen en sede parlamentaria. Es urgente que Sánchez se plantee dónde está llevando a España con un Gobierno sólo cohesionado por el afán de poder, pero incapaz de presentar un proyecto económico y fiscal para afrontar una crisis que ya está dominando la vida económica española. La fantasía comunista de mantener al país subsidiado indefinidamente es eso, una fantasía y, además, peligrosa, porque endurece la disposición de los socios europeos en la ayuda a España. La reactivación económica depende de las empresas y del consumo familiar, no de bombear dinero público permanente con incrementos constantes de impuestos, porque ofrecer esta solución, además de una estafa, es la vía recta a la ruina nacional.

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