Sin alternativa al rescate europeo

Pedro Sánchez tiene la responsabilidad de plantear un plan de recuperación económica y dejar de esconderse tras ofertas tramposas de pactos de reconstrucción. La crisis de nuestra economía es de una gravedad inusitada y el Gobierno de coalición entre comunistas y socialistas es incapaz siquiera de garantizar la aprobación de unos nuevos Presupuestos. ¿Cómo pretende Sánchez que España salga de la crisis si no sabe liderarla? El estado de alarma se ha convertido en el burladero de la impotencia gubernamental. Mientras use los poderes excepcionales de la alarma, Sánchez seguirá sintiéndose liberado de gobernar cumpliendo sus obligaciones constitucionales y parlamentarias. La primera es presentar una estrategia de recuperación económica.

La batalla con el norte de Europa por la financiación incondicional de nuestra crisis ya está perdida. España se acerca al escenario del rescate por Bruselas a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), con todas las consecuencias, incluida la pérdida de autoridad sobre la economía nacional. No hay rescate sin condiciones severas. En 2012, España evitó el rescate gracias a las reformas aprobadas por Rajoy. La situación ha cambiado, empezando porque el Gobierno de Sánchez ofrece cualquier cosa menos fiabilidad y sus prejuicios ideológicos le impiden admitir que Europa no ayuda a pagar fiestas populistas. Si Sánchez no quiere rescate, tiene que ofrecer una alternativa seria, pactada con el PP, pero el primer obstáculo es el propio Sánchez y su ya desacreditada coalición de gobierno. El paso de las hojas del calendario no va a cambiar la perspectiva de una caída del 9,2% del PIB y de un desempleo del 19% al final de 2020. El Estado es una UCI económica desbordada, con un 30% de la población activa parada y con cinco de cada diez españoles ya dependientes del dinero público. Sánchez arrastra a España con su parálisis.