Editorial ABC
Ni prudente, ni realista ni responsable
La «prudencia», la «responsabilidad» y el «realismo» marcan, según Nadia Calviño, un cuadro con el que, sin embargo, el Ejecutivo desafía la senda de estabilidad y la disciplina de Bruselas
A menor crecimiento, más gasto. Este es el lema económico del Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, decidido a negar la mayor, de espaldas a la caída de las principales variables macroeconómicas, e insistir en un proyecto definido por el populismo y los intereses electorales. La «prudencia», la «responsabilidad» y el «realismo» marcan, según Nadia Calviño, un cuadro con el que, sin embargo, el Ejecutivo desafía la senda de estabilidad y la disciplina de Bruselas, cuyo dictamen será necesario para dar el visto bueno a unos presupuestos que siguen sin tener fecha de publicación y que dependen de las cesiones del Gobierno a sus socios separatistas.
La adecuación de las previsiones del Ejecutivo a las estimaciones de los principales organismos internacionales, aterrizaje forzoso que ayer llevó a Calviño a rebajar el crecimiento del PIB hasta el 1,6 por ciento en 2020, no se compadece con un aumento del gasto que pasa por alto el frenazo del PIB, la destrucción de empleo y la reducción de los ingresos del Estado. La izquierda no se deja amedrentar por estas adversidades coyunturales y aplica su vieja receta: más gasto. En total, 4.710 millones de euros más, una cantidad cuya recaudación complican, cuando no hacen imposible, la caída del consumo y de las cotizaciones y la desconfianza de los inversores y que elevará el déficit hasta el 1,8 por ciento, objetivo que echa por tierra cualquier plan de contención. Las clases medias -y no los «superricos» que pueblan la fábula populista de la izquierda- volverán a ser las víctimas del golpe fiscal con que el Ejecutivo tratará de evitar el colapso. Disparar el gasto, subir los impuestos y aumentar el agujero del Estado son las genuinas líneas maestras de un plan que no es realista, ni prudente ni mucho menos responsable.