Editorial ABC
Una ocasión perdida para la UE
El caso de España ha sido claramente percibido en Europa como una negligencia grave por parte de un gobierno descoordinado
La discusión del Eurogrupo sobre los eurobonos o coronabonos ha sido una ocasión perdida para haber llevado a cabo uno de los pasos esenciales en la construcción europea, que es la creación de una verdadera unión monetaria. La catástrofe económica que se avecina a causa de la pandemia del Covid-19 podía haber sido el momento histórico para abrir la puerta a una fórmula de deuda mutualizada de los países europeos como símbolo inequívoco de que la unión que estamos construyendo es irreversible y tan profunda como puede ser, aun manteniendo la soberanía de todos los países. Sin embargo, se ha producido una situación en la que los gobiernos que más reclaman esa mutualización de la deuda, Italia y España, lo hacen sin poder desmentir que han llevado a cabo una discutible gestión antes y después de la epidemia. Y si Italia tenía la disculpa de haber sido el primer país afectado, lo que le obligaba en parte a actuar a ciegas en los primeros momentos, el caso de España ha sido claramente percibido en Europa como una negligencia grave por parte de un gobierno descoordinado y dominado por su componente ideológico más extremista. Las estadísticas no se pueden desmentir y muchos países europeos han pasado de la idea de que la epidemia se trata de un problema «externo» que golpea a todos los países por igual, a las reticencias a financiar sin condiciones a gobiernos que han actuado de forma más que discutible.
Naturalmente, las gravísimas circunstancias que han concurrido en esta situación no permiten que la Unión Europea se desentienda de lo que sucede, porque en un mercado único los daños acabarán por alcanzar a todos los países, incluyendo a Holanda, cualquiera que haya sido su gestión en el control de la epidemia. El gigantesco paquete de medio billón de euros que ha sido aprobado por fin en el Eurogrupo es un primer paso, que debe ser apoyado por una política expansiva por parte del BCE para que la economía europea pueda recuperarse cuanto antes de manera que no aumenten aún más las divergencias entre países. Y los eurobonos que se mencionan de forma elíptica aparecerán de nuevo en la discusión más temprano que tarde, porque son necesarios para completar la arquitectura económica de la Unión. Pero para convencer a Holanda y Alemania, el Gobierno de Pedro Sánchez no puede defender ni su gestión ni su programa futuro. Reorientando su gestión hacia una política razonable de reformas que aumente la confianza en nuestro país, en vez de seguir el rumbo de su socio de coalición, contribuiría más a la creación de los eurobonos que las soflamas antieuropeas, que solo le sirven para intentar despejar las críticas a su propia actuación.