Editorial ABC
Un necesario grito de libertad
El PP facilitó que se escuchara el grito de libertad que lanza el pueblo venezolano corrigiendo el plantón del Gobierno social-comunista a Guaidó. Sánchez ha elegido el otro bando
El presidente del Gobierno ha salido en defensa del ministro Ábalos y ha justificado su estrafalaria aventura en el aeropuerto de Madrid como una gestión que habría evitado «una crisis diplomática». A Sánchez no le preocupa que su ministro se hubiera inventado distintas versiones en el carrusel de explicaciones contradictorias que ofreció para justificar su reunión con la vicepresidenta de la dictadura venezolana, Delcy Rodríguez, porque él mismo tiene una tortuosa relación con la verdad y miente habitualmente. En cualquier caso, la crisis diplomática la habría provocado la dirigente chavista que intentó entrar ilegalmente en Europa. Para semejante personaje no tuvo ayer Sánchez la menor crítica. Porque lo que intenta preservar es su coalición con Podemos, un partido que hunde sus raíces y sus principios en el mismo lodazal que la dictadura chavista, que ha llevado a la ruina a uno de los países más ricos del mundo. Los inconfesables secretos que mantienen unidos al régimen criminal que detenta el poder en Caracas con la élite del principal socio del presidente del Gobierno son ahora igualmente tóxicos para Sánchez y el PSOE, y se guardan en un armario cuya llave está en manos de un desequilibrado como Maduro, que a partir de ahora tiene ya tomada la medida de hasta dónde puede presionar al Gobierno. No hay ninguna duda de por qué escogió Madrid la representante de la dictadura venezolana para hacer esa escala en su viaje a Turquía.
Tan subordinado está el presidente a los principios de su socio de coalición que ha aceptado también renunciar a los suyos propios respecto a la consideración de Juan Guaidó, aunque ello le convierta a ojos de nuestros socios europeos en un dirigente poco fiable. Al plantar al presidente legítimo de Venezuela ha debilitado el consenso mayoritario en la UE en cuya elaboración él había jugado un papel relevante. Y todo para no desairar a Iglesias, que solo considera a Guaidó «un señor importante de la oposición». De paso Sánchez enturbió aún más su relación con EE.UU.
Tuvo que ser la oposición del PP la que corriera el vergonzoso error de Sánchez, apoyando la manifestación de anoche en Madrid, que dio proyección internacional al grito de libertad de los venezolanos oprimidos por el chavismo. Dieron los populares a Guaidó el trató que merece el legítimo presidente de un país con lazos históricos con España. Casado, Díaz Ayuso y Almeida estuvieron a la altura de quienes, como antes Johnson, Merkel o Macron (que si se entrevistaron con Guaidó), tienen claro que no hay equidistancia posible entre la defensa de la libertad y el apoyo a un régimen tiránico del que huyen los venezolanos. Sánchez ya ha elegido bando y parece que es el segundo.