Editorial ABC

Jugando con los presos

La petición tiene un fuerte olor a trampa, a querer colar la salida de presos etarras y cabecillas sediciosos del 1-O en el grupo de presos con verdadero derecho a su excarcelación

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Bien se dice que el infierno está empedrado de buenas intenciones. Este dicho popular es aplicable a la petición encabezada por Unidas Podemos y firmada por la coalición de investidura de Pedro Sánchez para que el Gobierno excarcele presos «vulnerables». El gesto tiene toda la apariencia humanitaria que hace falta para acallar -o intentar acallar- las voces que alerten por sus segundas intenciones. La legislación penitenciaria ya contempla la posibilidad de atenuar la prisión de presos enfermos, con tratamiento médico complejo o en circunstancias que lo justifiquen. Por tanto, no debería ser necesaria una iniciativa política como la liderada por Unidas Podemos. Es más, la calidad de un Estado de Derecho se mide, entre otros factores, por el respeto a la dignidad de los presos, de manera que será bienvenida cualquier decisión ajustada a la ley y revisada judicialmente que proteja a los encarcelados que realmente la necesitan. Pero si lo que se pretende entre tanto humanitarismo es colar la dosis habitual de oportunismo que manejan al unísono extrema izquierda y separatistas, entonces no hay que dejarse engañar. Por eso, la petición tiene un fuerte olor a trampa, a querer colar la salida de presos etarras y cabecillas sediciosos del 1-O en el grupo de presos con verdadero derecho a su excarcelación. No se trata de pensar mal, sino de sumar antecedentes. Firman este papel los que defendieron públicamente a los matones proetarras de Alsasua, los que han atacado a la Sala Segunda del TS por la sentencia del «procés», los que han deslegitimado a los jueces por la condena a la diputada madrileña Isa Serra, los que defienden a delincuentes que siembran odio en las redes contra la Corona, España y sus símbolos. Que sean estos mismos los que ahora muestren una sensibilidad tan encomiable con los presos justifica el mayor de los escepticismos hacia sus verdaderos objetivos.

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