Editorial ABC
Inyección del BCE: alivio en la tormenta
Aún los inversores no han sido capaces de encontrar en el plan anunciado por Pedro Sánchez el anclaje necesario para iniciar una recuperación solvente
La decisión del Banco Central Europeo de insuflar 750.000 millones de euros al sistema económico debería ser un motivo de alivio en la tormenta que cae sobre el mercado de la deuda soberana. Las cifras de ventas en la deuda pública europea habían empezado a rozar caídas históricas, pero el millonario programa de compra de deuda por parte del BCE empezó ayer a recuperar ciertas dosis de confianza en los inversores. Para España, al menos, va a resultar una medida especialmente positiva ya que la huida masiva de inversores había disparado el interés del bono español a diez años, y España había pasado en unos pocos días de tener una prima de riesgo de 98 puntos a casi 160. Ahora, el BCE ha contribuido a garantizar cierta estabilidad a corto plazo, normalizando ese mercado decisivo y generando sosiego. La cara amarga sigue siendo la Bolsa, que pese a haber repuntado levemente ayer, se muestra incapaz de reaccionar. La confianza en el plan de choque del Gobierno sigue siendo notablemente deficitaria.
Aún los inversores no han sido capaces de encontrar en el plan anunciado por Pedro Sánchez el anclaje necesario para iniciar una recuperación solvente. De hecho, la letra pequeña del Gobierno sigue sometida a rectificaciones, bandazos e improvisaciones. Ayer, tras las críticas justificadas de los autónomos -habían quedado realmente en la estacada-, el Gobierno dio un nuevo giro para favorecer a este colectivo y demostró que nunca hubo un plan meditado, sino un parcheo con exposición de dinero público y privado. España está en emergencia, pero decir una cosa y hacer otra no es la mejor señal de eficacia. Sánchez no solo tiene roto el Gobierno por dentro: da señales serias de indecisión.