Editorial ABC
Involución democrática del Gobierno
Sánchez ha entregado a Podemos la llave de la gobernabilidad en el trance más incierto de nuestra democracia, y en un momento de fractura ideológica y social de nuestra sociedad
Si en plena pandemia global y con más de 18.000 muertos en España, un vicepresidente del Gobierno aprovecha la tragedia para exigir la implantación de una república en la que el jefe del Estado «jamás tenga que vestirse de militar», es porque en nuestra nación están ocurriendo dos cosas: la primera es que, en su egolatría propagandística, el presidente del Gobierno aún no ha asumido la gravedad de la crisis y el drama socio-sanitario y económico que se cierne sobre España. Y la segunda, que hemos iniciado un proceso de involución democrática hacia un comunismo generador de miseria moral y material en nuestro sistema político. Lo que hizo ayer Iglesias invocando de nuevo la dinamitación de nuestra monarquía parlamentaria es una apelación a la destrucción de la Constitución en un momento en el que toda España llora la pérdida de miles de ciudadanos que ni siquiera su propio Gobierno se ha encargado de contabilizar correctamente. Sin embargo, la culpa no es solo de Iglesias, ese falsario que solo actúa en su propio beneficio. La culpa es de Sánchez, que dice representar a un partido socialdemócrata capaz de construir consensos, respetuoso con las instituciones y leal con el constitucionalismo. Pues bien, o Sánchez miente cuando retrata a ese PSOE o lo hace cuando justifica los excesos de Iglesias. En cualquier caso, miente, y mientras mantenga a un vicepresidente escarbando contra su propio Gobierno y ofendiendo a instituciones como la Corona, solo estará demostrando su carencia de valores democráticos.
Sánchez está destruyendo a su partido y convirtiéndolo en la coartada de ese comunismo intolerante cuyo objetivo es subvertir el régimen democrático. Son demasiados los tics autoritarios a los que asistimos estos días. Y son demasiados los abusos que está cometiendo el Gobierno con la paciencia de los españoles, con la legalidad vigente, y con el futuro de una democracia solvente. Su oferta de renovar los Pactos de la Moncloa es una estafa mientras mantenga su sumisión a Podemos, al separatismo vasco y catalán, y a Bildu. Ayer volvió a quedar en evidencia la trampa y su intención real de que esos acuerdos de Estado sean nada después de que Casado se enterara por la prensa que el jueves tiene que ir a La Moncloa. Porque Sánchez sabe que con Iglesias es imposible consenso alguno con otros partidos, visto su discurso-guía de ayer. Seguirá permitiendo que lo único que avance en España sea el proyecto bolivariano de Iglesias, con una ocupación flagrante del poder, con su desprecio al Rey o con su odio a los empresarios. La irresponsabilidad de Sánchez no parece tener límites, ha entregado a Podemos la llave de la gobernabilidad en el trance más incierto de nuestra democracia, y en un momento de fractura ideológica, emocional y social de la sociedad. Sánchez no demuestra estar del lado de España.