Editorial ABC
Iglesias: tras atacar al Rey, ahora a los jueces
Iglesias vino a acusar de prevaricación a los jueces al asegurar que en España «corruptos muy poderosos quedan impunes gracias a sus privilegios y contactos»
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha condenado a la portavoz de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid, Isa Serra, a 19 meses de cárcel por los delitos de atentado a la autoridad, lesiones leves y daños. La sentencia considera probada su participación en un altercado violento contra la Policía Municipal de Madrid en 2014 durante un desahucio, enfrentamiento en el que dos agentes resultaron heridos. Serra debería dimitir ya de su cargo, pues su condena es incompatible con mantener la representación de los madrileños y, además, porque así figura en la normativa interna de la formación populista, más papel mojado que nunca, pues no es la primera vez que un condenado se la salta con el permiso de la dirección del partido. Pero siendo grave su renuencia a aceptar las consecuencias políticas de sus actos, más lo es el apoyo recibido por el vicepresidente segundo del Gobierno, cuya reacción, avalando una respuesta violenta como herramienta política y cuestionando la acción de la Justicia, entraría en los supuestos que Marlaska ordenó investigar a la Guardia Civil, pues eso sí que daña la «credibilidad» de una institución básica del Estado. Iglesias vino a acusar de prevaricación a los jueces al asegurar que en España «corruptos muy poderosos quedan impunes gracias a sus privilegios y contactos». Sánchez debe aclarar si comparte esa grave acusación de quien hace una semana la emprendía contra el Rey (ahí Marlaska tampoco apareció) sin que el jefe del Ejecutivo lo desautorizara en cumplimiento de su promesa de «lealtad al Jefe del Estado». También defendieron a Serra la ministra de Igualdad y el portavoz parlamentario, pues en el manual podemita debe de estar emprenderla a golpes con policías que cumplen una orden judicial. Esas son sus formas y esa es la idea bolivariana de la Justicia, manoseable a conveniencia, que Sánchez ha metido en La Moncloa.