Editorial ABC

Es hora de reactivar España

Toca reequilibrar la salud pública y la supervivencia del país, y para eso es preciso un estudio realista del mapa del virus

ABC

La tragedia del coronavirus se ha cobrado ya la vida de casi 23.000 personas en España y supera los 200.000 infectados. Seguimos a la cabeza de los países con más muertes por cada millón de habitantes, lo cual refleja la negligencia con que se acometió la llegada de la enfermedad. Sin embargo, su virulencia parece haberse estabilizado. Ayer la cifra de 367 fallecidos fue la menor en un mes, un indicio que nunca hará olvidar la gravedad del drama, pero que muestra un horizonte más esperanzador. Por eso el Gobierno no puede perpetuar un estado de alarma que asfixie aún más a nuestra economía. Dentro de las alternativas que permitan los avances sanitarios, ha de promoverse un escenario menos confuso de retorno a una normalidad controlada. Pedro Sánchez no puede prolongar sine die un confinamiento masivo ni una estrangulación de la actividad productiva, industrial, turística, cultural o de cualquier otro orden. La prudencia debe ser extrema, pero deben ponderarse también otros condicionantes como la irritación social y el progresivo empobrecimiento del país.

La asimetría en las cifras es elocuente. Los datos de infectados por contagio, hospitalizaciones, ingresos en UCI y fallecimientos difieren de unas regiones a otras, y ello justifica un proyecto asimétrico de reapertura del país. No tiene sentido condenar a unos territorios si tienen razonablemente controlada la pandemia, porque se les empujaría a un castigo innecesario ahora que es una urgencia colectiva retomar la actividad económica. Se impone un criterio médico, sí, pero sin menospreciar otras opiniones de protección de derechos fundamentales y la supervivencia de cientos de miles de negocios.

Mañana seis millones de niños podrán salir a la calle de modo condicionado. Más allá del grotesco espectáculo ofrecido por el Gobierno, es una medida sensata. Del mismo modo, y con todas las cautelas precisas, el español medio ya es plenamente consciente de la gravedad de la enfermedad, y por ese motivo debe empezar a primar la responsabilidad individual y colectiva sobre las prohibiciones taxativas. No es de recibo que el Ministerio de Trabajo anuncie que no habrá actividad turística hasta Navidad cuando hay autonomías organizadas para reabrir en cuestión de semanas. No es momento de que unos ministros se desautoricen unos a otros en un caos político lamentable, ni de que el Gobierno utilice la alarma para imponer un modelo social totalitario e ideologizado. Toca equilibrar la salud pública y la supervivencia del país, y para eso es preciso un estudio realista del mapa del virus y que el Gobierno cumpla de una vez su promesa de realización de tests masivos. Ahora los españoles están concienciados, no como en febrero, cuando el Gobierno despreció todas las recomendaciones internacionales. Es hora de reactivar España y de empezar a recuperar los derechos vulnerados.

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