Editorial ABC

De espaldas a la España pendiente

Sánchez debe sacrificar sus intereses electorales, ampliar su campo de visión y asumir la necesidad de que los pactos de Estado sustituyan a su política de confrontación

ABC

Reducir el volumen del ruido político permite escuchar el latido de una España real cuyas necesidades y demandas suelen quedar muy lejos de los planteamientos de una batalla ideológica en la que las estrategias de partido suelen primar sobre el interés general. ABC abre hoy su sección de España con una breve antología de las tareas pendientes que tiene por delante el Gobierno de Pedro Sánchez, las mismas -algunas agravadas, cuando no enquistadas como consecuencia del paso del tiempo y la pasividad legislativa y ejecutiva- que tenía el equipo de Mariano Rajoy cuando fue censurado y desalojado del poder. De mal en peor, la naturaleza contrarreformista de la coalición formada por el PSOE y Unidas Podemos añade una notable dosis de desconfianza ante los retos que se acumulan en la agenda política de nuestra nación.

La sostenibilidad del sistema público de pensiones, quebrado como resultado del populismo que practican todas las fuerzas políticas, a izquierda y derecha, en un vano intento de aplazar una crisis latente y creciente; la renovación de unos órganos judiciales cuya politización condiciona y a la vez sirve como excusa para deslegitimar sus decisiones; la batalla contra el déficit y la asunción de una disciplina fiscal que debería estar por encima de cualquier bandería política; la reforma del sistema educativo, a partir de criterios exclusivamente técnicos y cualitativos, sin el adoctrinamiento y las perversiones identitarias que lo han convertido en pieza clave del proceso de disgregación nacional y factor desencadenante del deterioro académico, o la lucha contra el desempleo, planificada a partir de criterios productivos, y no asistenciales, son algunas de las tareas pendientes que recogemos en este informe, inaplazable hoja de ruta para la mejora del bienestar de los españoles.

La magnitud y el recorrido de cada una de estas cuestiones obliga al Ejecutivo de Pedro Sánchez a sacrificar sus intereses electorales, ampliar su campo de visión y asumir la necesidad de que los pactos de Estado sustituyan a la política de confrontación con la que trata de aniquilar a un centro-derecha en el que se encuadra la mitad de la población. La sanidad, el paro, las pensiones, la educación o la responsabilidad fiscal son problemas que pueden y deben abordarse desde diversos presupuestos ideológicos, pero cuya solución pasa por acuerdos amplios y consensos que garanticen su desarrollo y consolidación. No parece ser esa, sin embargo, la opción elegida por el Gobierno de Sánchez e Iglesias, más preocupados de aplicar un programa de ingeniería social y demagogia económica cuyo fin último es la fractura social y la condena pública de las opciones políticas que no aceptan su dogma.

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