Editorial ABC
Emergencia económica por el virus
El Banco Central Europeo lo advirtió ayer: si no se facilita una financiación barata y liquidez para evitar una crisis del crédito, el riesgo de retornar a la recesión de 2008 no es imaginario
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La crisis sanitaria por la extensión del coronavirus crece por minutos y las medidas de contención en lugares como Madrid se están viendo endurecidas. Ya existe una mayor toma de conciencia sobre la magnitud de la infección y es imprescindible reducir al mínimo posible el riesgo de contagio. Sin embargo, más allá de los dramáticos efectos personales que tiene ya para las familias de los fallecidos, las consecuencias económicas apuntan a ser muy serias. En este contexto, el Gobierno está actuando con una improvisación impropia de una crisis de estas características. Hace solo unos días, Nadia Calviño restaba relevancia a los efectos económicos del coronavirus porque la emergencia iba a ser coyuntural y transitoria. Tarde o temprano se volvería a ganar lo perdido, y no hacía falta imponer un plan de choque. Sin embargo, el propio Pedro Sánchez ha sostenido que desde enero La Moncloa observa la situación con inquietud y ya había previsto medidas contundentes para paliar una previsible crisis. Uno de los dos no dice toda la verdad, y la economía va a ser la gran afectada. De hecho, ya lo está siendo en el ámbito turístico e industrial, en el sector servicios y la hostelería, donde los negocios familiares sufren más la caída del consumo, en el mundo de la gran empresa, en las Bolsas y en el circuito del ocio y la cultura.
España ha entrado en un marasmo económico y si realmente el Gobierno hubiese preparado un plan de choque, hace semanas que debió aplicarlo. No basta ahora con improvisar medidas maquilladas que ni siquiera ha cuantificado para crear una prestación extraordinaria a padres que tengan que cuidar a sus hijos, o para considerar accidente de trabajo las bajas forzosas. Son pequeños parches, que tienen su sentido, pero que no actúan en la raíz del problema. Tampoco el Gobierno ha especificado detalles sobre la anunciada moratoria en las cotizaciones para empresarios y autónomos, ni las ayudas para expedientes temporales de regulación de empleo, o de qué forma se inyectará liquidez al sistema. España va a tener un problema severo de producción. Miles de empresas tendrán que cerrar temporal o definitivamente, y si en el plan que hoy anuncie Sánchez no hay exenciones fiscales drásticas, una reducción de los costes laborales o un socorro económico para las autonomías, todo será insuficiente. Es la incoherencia de un Gobierno más entregado a la ideología que a la gestión. Vende como un triunfo el incremento del salario mínimo, pero se pone tarde y mal en la piel del empresario, del autónomo y del sector financiero. La advertencia que lanzó ayer el Banco Central Europeo no fue en vano: si no se facilita una financiación barata y liquidez para evitar una crisis del crédito, el riesgo de retornar a las recesiones de 2008 no es imaginario. Estamos en estado de emergencia económica.