Editorial ABC
El desempleo arrasa al Gobierno
El problema de la ministra de Trabajo no es que, como reprochó a los medios, no le entendieran, sino que se le entendió perfectamente lo que quería hacer con sus juegos malabares con las cifras
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La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, protagonizó ayer un bochornoso ejercicio de falseamiento de la realidad, que sintetiza el empeño del Gobierno en convencer a los ciudadanos de que la realidad no es la que ven, sino la que describe su propaganda. Los datos del mercado de trabajo y de la afiliación a la Seguridad Social en marzo son, como era previsible, desastrosos. Podrá debatirse si los números rojos del empleo en España tienen, en mucho o en poco, parte de su origen en la indolente inacción del Ejecutivo cuando conoció las primeras alarmas fiables sobre la pandemia del Covid-19, antes del ya señalado por la historia 8-M de 2020. Tiempo habrá de fijar estas y otras responsabilidades del Gobierno. Pero lo que resulta intolerable es que la respuesta política inmediata de la ministra de Trabajo fuera tratar como analfabetos a los periodistas que preguntaban por el efecto de los expedientes de regulación temporal de empleo en los datos que estaba ofreciendo.
Yolanda Díaz, con esa desfachatez de la que hacen gala los miembros comunistas del Gobierno de Pedro Sánchez, todavía convencidos de su superioridad moral en materia social, pretendió convencer a los medios de que los trabajadores afectados por los ERTE no deben computarse como desempleados. La contabilidad creativa ha llegado a los datos del paro de la mano de una ministra comunista, pero el intento de engaño es burdo. Los afectados por un ERTE están sin empleo, no cobran salario y no tienen vacaciones. Su contrato está vigente, pero suspendido, lo cual no significa nada en las condiciones actuales porque su empresa puede desaparecer en horas o días, sobre todo si es pequeña o mediana. Por eso, a los 833.000 españoles que han perdido su empleo claro que hay que sumar los 620.000 implicados en los ERTE, cifra esta que los sindicatos multiplican por tres.
Decir la verdad siempre es más rentable que esconderla, porque acaba desbordando la capacidad del mentiroso para taparla. El paro registrado ha aumentado en marzo en 302.365 personas y la población activa ha bajado a menos de 18 millones y medio de trabajadores. El problema de la ministra de Trabajo no es que, como reprochó a los medios, no le entendieran, sino que se le entendió perfectamente lo que quería hacer con sus juegos malabares con las cifras. En todo caso, bueno es saber que una ministra comunista hizo ayer un uso intensivo de la reforma laboral del PP, porque fue esta reforma en la que se incluyó el mecanismo del expediente de regulación temporal de empleo. Una incongruencia más de un Gobierno noqueado, descapitalizado políticamente y con su crédito social en caída libre. Ayer era inevitable que el presidente del Gobierno diera la cara en el día del peor dato de empleo de toda la democracia. Y no lo hizo.