Editorial ABC
En Cuba también «votan» a los 16 años
Los separatistas van a lo que van y creen que es más fácil barrer a los no independentistas
Adelantar la edad del voto a los 16 años es una vieja aspiración de la ultraizquierda y el separatismo, que manejan la teoría de que les beneficia electoralmente. Ya lo dijo en su día Podemos: «Si en este país votaran solo gente menor de 45 años, Iglesias sería presidente del Gobierno». Ese es el respeto por el sufragio universal y la libertad de voto que tiene la extrema izquierda, similar a la de los independentistas catalanes que ahora van a lanzar una ofensiva parlamentaria para que se haga realidad esta vieja aspiración que, lejos de buscar la simple ampliación del cuerpo electoral, busca crear una mayoría que les favorezca sus propósitos. Conviene no relativizar el alcance de esta iniciativa lanzada ahora por ERC, socio preferente del Gobierno social-comunista, pues hasta el momento el Ejecutivo no ha dejado de dar pasos que favorecen los objetivos de la formación separatista. Así que no es descabellado pensar que Sánchez también transigirá con esta demanda, sabedor de que no le conviene contrariar a su aliado secesionista, del que depende que consiga aprobar los Presupuestos y, por ende, que él pueda seguir en La Moncloa. Las razones alegadas son tan débiles y ramplonas como esta: «Defendemos el derecho a voto a los 16 años porque se trata de garantizar más derechos de aquellos mayores de 16 años». ¿Y por qué no a los de 15 o 14? Lo de argüir plamplinas como la «justicia generacional» o que como los jóvenes sufrirán más años las consecuencias de la «emergencia climática» tienen que poder votar no superan el detector de sandeces. Los separatistas van a lo que van y creen que es más fácil barrer a los no independentistas. Adelantar la edad para votar no mejora la calidad de una democracia. En Irán, por ejemplo, lo hacen los chavales de 15 años y en Cuba, los de 16, grandes democracias, ¿verdad? Es mejor dejarse de trucos.