Editorial ABC

Ser convincentes ante la UE

Mientras el Gobierno de Pedro Sánchez no sepa aclarar qué quiere hacer con el mercado laboral, con la introducción de subsidios permanentes o con el futuro de las pensiones, no puede esperar ninguna lluvia de millones

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Hay cierta dosis de autoengaño en la alegría, casi euforia, con la que se han recibido las noticias de la nueva propuesta de la Comisión Europea para la creación de ese fondo de reconstrucción con el que la UE va a ayudar a los países más afectados por la crisis económica que ha provocado la pandemia. Primero porque todavía no ha sido aprobado y falta por ver si llegará a serlo, pero sobre todo porque en realidad ese fondo y la necesidad que tenemos de que se concrete son el espejo de nuestra debilidad, de la absoluta devastación de nuestra economía causada tanto por los efectos secundarios del confinamiento, como por la desastrosa gestión del Gobierno antes y durante este periodo de congelación de la actividad económica. Si desde un principio se intentó sostener la tesis de que la pandemia era un factor horizontal, que afectaría por igual a todos los países, desde Europa se ha visto perfectamente que en realidad los más afectados son aquellos que más han desdeñado las recomendaciones económicas de la Comisión, como ha hecho Pedro Sánchez en los últimos años. El proyecto combinado de presupuestos multianuales y mecanismo de recuperación que ha elaborado la presidenta de la Comisión Ursula von der Leyen es equilibrado y realista. Tiene en cuenta las necesidades más acuciantes, con especial hincapié en el futuro de los más jóvenes, y se basa en una fórmula de solidaridad europea que no emana de la voluntad cambiante de cada país, sino en una operación extraordinaria de endeudamiento de la Comisión Europea que asciende a los 750.000 millones de euros, con una parte de subvenciones, que es lo que necesitan países que como España e Italia están peligrosamente endeudados.

Pero esa ayuda que es necesaria también para el resto de los europeos que dependen del buen funcionamiento general del mercado interior, no puede ser un premio a la mala gestión ni puede usarse para ahondar los problemas de sostenibilidad de la economía española. Mientras el Gobierno de Pedro Sánchez no sepa aclarar qué quiere hacer con el mercado laboral, con la introducción de subsidios permanentes o con el futuro de las pensiones, no puede esperar ninguna lluvia de millones, porque la propuesta de la Comisión también incluye condiciones claras que tienen que ver con las reformas necesarias para elevar la competitividad de nuestra economía, a las que son alérgicos algunos integrantes del Gobierno.

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